BCCCAP00000000000000000000722

146 EL PR02'ESTANTISMO ANTE LA BIBLIA 3.-GRANDEZA DE MARIA MADRE DE DiOS.~¿Quién no se siente sobrecogido de admiración ante esa privilegiada criatura que, entre todas las hijas de Eva, ha sido escogida por el Omnipotente para madre de su Unigénito; y que en virtud de su autoridad mater• nal ha podido mandarle y se ha visto obedecida? "Estaba sujeto a ellos" (San Lucas, II, 51). · La grandeza de la maternidad divina de María, fuente de todas las gracias que recibió del Altísimo, 'inspiró al iniciador del protes– tantismo, L1ltero, el siguiente bellísimo elogio, perfectamente autén– tico, que nuestros lectores leerán tal vez con no poca sorpresa pre cisamente por ser de quien es: "Por lo cual (el s,er Madre de Dios) le fueron dados tan ingen tes bienes y tan espléndidos que superan toda comprensión; de aqul dimana todo ese honor y felicidad de que en todo el género humano sea la única persona superior a todos, a quien nadie puede igualarse, por tener en común con el Padre celestial un Hijo tan glorioso. Lla• mándola, pues, Madre de Dios se compendian en esta sola expresión todos sus loores, ya que nadie puede decir ele ella o a ella anunciarle cosa más grande, aunque tuviera tantas lenguas como hierbas y flo, res la tierra, arenas el mar, estrellas el firmamento" (1). ¿Quién es el que tales y tan bellas cosas dice? ¿Es acaso alguno de los antiguos o más recientes doctores de la Iglesia? Es MARTIN LUTERO, el apóstata famoso, jefe y patriarca de los protestantes. ¡Tan irresisti– ble es el brillo de esta verdad! Ahora bien: ¿no nos será lícito a nosotros honrar a aquélla a quien honró el mismo Dios, escogiéndola para madre ele su Hijo Uni génito? Si amarnos en verdad al Hijo, ¿no es muy justo que honre mos y amemos también a la Madre? El único homenaje que no podemos tributar a María es el supre mo de adoración, debido sólo a Dio~. Pero ¿qué católico ha pensado jamás en adorar a la Virgen? ¡Mienten los herejes cuando de esto nos acusan! Nosotros no adoramos a la Virgen. El culto que tributa• mos a la Virgen María es esencialmente diferente del que tributa– mos a Jesucristo. Adoramos a Jesús, porque es Dios; a María la ve. neramos y honrarnos corno Madre de Nuestro Señor Je,3ucristo. ¿ Quién negará que el honor tributado a la madre redunda en el hi jo? Y a la verdad, es ciertísimo que Jesuc.risto es más adorado y su divinidad es mejor conocida donde su Santísima Madre es venerada y obsequiada. ¡Cuán ridículos, pues, se muestran los protestantes pretendiendo Yer en nuestras manifestaciones de amor a la Virgen una ele hurto hecho a Dios! ¡Como si no supiéramos los católicos que to• clas las grandezas y excelencias de la Virgen vienen clel mismo Dios! ¡Como si alabar una obra ele arte no fuera alabar al artista que la ha ] .-He aquí el texto original latino: "Qua re (quod mater Dei facta tam praccbra et ingentia bona ei data sunt. ut superent capturo cujuscumque; bine enim omnis honor ac bcatitudo provenir, ut in universo genere humano unica sit persona superior cunctis, cuí ncmo sit par, quod cum coelesti Parre Filium tantum habeat com.. munem... Ergo propterca ;¡.mico verbo totus cjus honor concluditnr. si parcnris Del lnsigninur nomenclatura. quandoquidem ncmo majara vel del illa preadicare ve1 illi nunciarc posit, ctiamsi tot Iínguas habeat. quot flores ter-ra herbulasque, coclum ste!las ac mare sustínet arenas" (Martini Lutheri Opera Omnia. In Comentarlo ad B. V, M. Canticum. V,, p. 85 Wittembergae, 1554).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz