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EL'CULTO DE LA VIRGEN MARIA Y DE LOS SANTOS 145 Por esta ra1zón, hablando de Jesús, no podemos entender que es sola• mente Dios o solamente hombre, sino Dios y hombre a la vez; a la manera que, hablando del hombre, no entendemos solamente el cuer· po ni solamente el alma, sino el ·compuesto de cuerpo y alma unidos substancialmente entre sí; los cuales, a pesar de ser de diferente na– turaleza, constituyen una sola persona. Ahora bien: María es madre de Jesús; Jesús es Dios; luego María es madre de Dios. 2.-0BJECION PROTESTANTE.-María no dió a Jesucristo la divinidad, sino la humanidad; luego María es madre de Jesús-horn– bre, pero no madre de Dios. Respuesta.-Para que la mujer pueda llevar con perfecto dere– cho el título de madre, no es preciso que todos los elementos cons– titutivos de su hijo procedan de su propia substa11cia. El ser huma– no es un compuesto de do,s substancias: alma y cuerpo en unidad de persona. Y precisamente ia parte más noble de nuestro ser: el alma no la recibi.mos de nuestra madre, sino de Dios, quien la produce in– medliatamente por creac'ión. S-in embargo, no decimos: la madre de mi cuerpo; sino: mi madre. Y es porque el término de. la generación es la persona. Por esto, en el lenguaje humano, las palabras: rnadre, hijo, se refieren a la persona, no a los elementos de que consta. Según esto, la Virgen María es verdaderamente Madre de Dios por haber comunicado a la Pérsona divina del Verbo Humanado _to· do lo que questra madre nos comunica a nosotros: un cuerpo huma• no de la misma substancia que el suyo. El error protestante proviene de confundir este concepto: madre de Dios, con este otro: creadora ele Dios. La madre no crea nada; so, lamente forma de su propia substancia un cuerpo al. cual viene a animar un alma. Así la Virgen María formó un cuerpo que, anima– do por un alma, el Hijo de Dios asumió para sí.en el primer instan– te de su formación sobrenatural. La doctrina católica acerca de la maternidad divina de María fue expuesta hermosamente por San Cirilo, Obispo de Alejandría, en su discurso pronunciado en el Concilio ele Efeso, celebrado el año 431. Reproducimos un párrafo de tan brilante discurso, para que vea el lector cómo nuestra fe es idéntica a la de los cristianos de los pri meros siglos: "Me asombro de ver que haya quien pueda poner eh duda si la Santísima Virgen debe ser llamada Madre de Dios; porque si Nuestro Señor Jesucristo es Dios, la Santa Virgen, su madre, es forzosa e innegablemente Madre de"Dios. Esta es la fe que nos han ensefiado los Apóstoles; esta es la doctrina de nuestros padres: no que la naturaleza del Verbo o la divinidad haya tomado su principio de María, sino que en Ella ha sido formado y animado de un alma racional el sagrado cuerpo al cual el Verbo se ha unido hipostática– mente; lo que 1hace decir que el Verbo nació según la car11e. Así en el orden de la naturaleza, aunque las madres no tengan parte alguna en la creación del, alma, no deja de decirse que son madres del hombre en su totalidad, y no que solamente lo sean de su cuer• po" (1). L--Calpena, Antolouía sobtc la Santísima Vítuen, Tomo I, pág. 153 (la Edición, F. Rojas, Madrid).

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