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CEJLIBATO, MATRIMONIO Y DIVORCIO 137 La opinión pública ha empezado desde hace algún tiempo a alar· 1narse seriamente en la nación norteamericana. Roosevelt, en un dis. curso lleno de ideas grandiosas y sentimientos elevados, decía: "Ac– tuar a favor del divorcio es, como lo- fué siempre, favorecer un fla. ;gelo para las n:lciones, una maldición para 'la sociedad, una amené\za para el hog&.r, un incitamiento a la inmoralidad, un gran mal para los hombres y mayo1'.mente para las mujeres". Hace algún tiempo que la asamblea de Presbiterianos en Búfalo, ponía esta cuestión a la orden del d~a. Algunos de sus miembros pro• pusieron se aceptaran los principios de la Iglesia Católica ,aplican• •do estrictamente la palabra de Cristo: "Que nadie separe lo que Dios ha un'ido". La convención de los clubs de damas de Sai1it Louis se declaró completamente hostil al divorcio. Al mismo tiempo tuvo lugar en New York un gran mitin para protestar contra el nuevo matrimonio de las personas divorciades. "El divorcio, dijo 1 entonces el obispo anglicano H. G~·eer, es como un cáncer que se, extiende cada día más sobre el cuerpc de la nación. Es preciso cortar el mal en Ja raíz"; y por rmrnnes patrióticas y religiosas pidió que su diócesis se declarase hostil a todos los divorcios, fuera cual fuera la religión adoptada. El Juez Morshauser, de New York, que intervino en numerosos y n0tables cases de divorcios, decía en 1923: "Es una desgracia ver cómo tanto,s hombres de mediana edad y no pocos jóvenes, por una razón u otra, quieren una nueva esposa. Yo creo q·..1e debería abollr• ·se el divorcio ;)or vía de• enmienda constitucional... El divorcio· es un cáncer en l& vida ameriXána y necesita un bisturí. La única ma• nera de curar 1-os males del divorcio es abolirlo por completo". Es éste, sin duda, el único remedio del mal del divorcio que cons• tituye una constante amenaza para las naciones modernas: obedecer a Cristo, considerar el matrimonio como un sacramento divino, como una unión indisoluble. Sólo así se establece la familia sobre una s6• lida base, y eonsiguientemente, se consolida la patria, que al fin no -es más que una gran familia. Un matrimonio de cada veintitrés termina en divorcio en New York: en los Es– tados de Nebraska y Ü'regón, uno de cada dos; en el Sur del país, uno de cada catorce matrimotÍios; en la Nueva Inglaterra la proporción es de uno a diez; en el centro, de uno a siete, y, finalmente, en la costa occidental hay un divorcio por cada cuatro matri. monios".-(Méji-:o, D. F., 16 de Diciembre de 1925\,

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