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134 EL PROTESTANTISMO ÁNTE LA BIBLIA tas del egoísmo y del capricho. Para ser amable, complaciente, de• licado y sufrido es necesario el espíritu de scc1crHicio. ¿Por qué, pues,.. esforzarse y contrariarse? No se teme chocar con aquellos de los cua– les podemos desentendernos, y esta perspe,;tiva da rienda suelta a todos los vicios para provocar un conflicto, y con este objeto se mor– tifica, se insulta hasta llegar a pronunciar esta frase: la vida se hace insoportable, separémonos. Con pérfida intención se exageran luego– los disgustos y las asperezas, a fin de fastidiar al que se quiere echar afuera: ¿cómo podrá conservarse la santa fi:lelidad conyugal en este hogar perturbado por el constante deseo de una ruptura? La indisolubilidad protege la fidelidad conyugal contra las ten– taciones que inclinan el amor hacia otro ser; al que se siente ator• mentado por una pasión adúltera, le dice: "¡Ciiidado, que ya no te verteneces!" En cambio el divorcio alienta ai corazón infiel y le dice: "Vete a donde el amor te llama; eres libre tú puedes retractarte". Precisamente porque el adulterio es una ele las causas principales que pueden determinar la ruptura del lazo conyugal, se viene prepa– rando y se consu,me con la punible esperan, a de sacar partido de él, para conquistar la libertad perdida. En une, de los debates del Par• lamento inglés, el Obispo de Rochester, re :;pondiendo a Lord Mul•· grave, expuso que, de diez demandas de divorcio por causa de adul• terio, en nueve el seductor se había comprometido de antemano con el marido a suministrarle las pruebas de la infidelidad de su espo– sa (1). He ahí cómo el hombre y la mujer que podían ser grandes y nobles bajo la ley de la indisolubilidad, '.Se envilecen y degradan ba– jo la ley del divorcio. Sobre todo la mujer, cuya dignidad ha enaltecido el cristianismo, la mujer más que el hombre, es la víctima de las indigntdades que lleva consigo la ley del divorcio. El hombn· puede salir de la socie– dad conyugal con todas las ventajas de su :'uerza y de su autoridad para contraer nuevos lazos; la mujer no puede salir de ella sin ha• ber perdido sus mejores bienes: las primicias ele su coraizón virgi– nal y los encantos de su juventud; y gracia:; si puede salvar la dote· que aportó; planta marchita cuya savia ha chupado un animal im· puro, es arrojada de la familia que había formado y no puede espe· rar ya fundar otra, porque hay una ley ,.sagrada que se lo prohibe. Fué un bello sentimiento el que expresó aquella muj-er a quien su esposo quería repudiar. "Devolvedme (eijo ella), todo lo que os traje". -Sí (contestó él), vuestra fortuna os será devuelta. -"No me refiero so_lamente a la fortuna; DEVOLVEDME MI BELLEZA Y MI JUVENTUD, DEVOLVEDME MI VIRGINIDAD, DE.VOLVEDME MI ANIMO JOVIAL Y EL CORAZON QUE NUNCA HABIA SUFRIDO DESENGAÑOS..." (2). 29-EL DIVORCIO ES PERJUDICIAL A LA FAMILIA.-El di– vorcio hace imposible la felicidad del hoga :, que coi:isiste principal– mente en el amor mutuo entre los esposos y de los hijos a sus padres. Los esposos, ante la posibilidad de que el día de mañana se miren como extraños el uno al otro, no pueden amarse con espontaneidad 1 .-De Bona!d, Du Divorce au dix-neuviéme siéc/ ,. cap. XI. 2 .-De todas las repúblicas hispanoamericanas en que se halla vigente la ley del.

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