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130 EL PROTESTA.NTISMO ANTE LA. BIBLIA OBSERVACIONES Doctrina de la Iglesia acerca del matrimonio El matrimonio puede ser considerado como simple contrato na• tural y como sacramento. 1) Considerado el matrimonio como contrato natural, por el cual el hombre y la mujer se obligan a vivir jmttos como esposos duran, te toda la vicia, fué instituíclo por Dios en el Paraíso cuando, después de haber creado al primer hombre, Adán, el.jo : "No es bueno que el hombre esté solo; yo le daré una ayuda semejante a él" (Génesis, Il, 18); y, creada la primera mujer, Eva, fo clió por esposa a Adán, quien la recibió diciendo: "Es hueso de ID's huesos y carne de mi carne, y será llamada varona, porque fué sacada del varón". "Por esto dejasá el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mu– jer y serán una sola carne" (Génesis, II, 2é:, 24). Según su primitiva institución, la uniC:n matrimonial debe ha– cerse '13olamente entre un hombre y una mujer y es indisoluble por toda la vicia. Sin embargo, el matrimonio no siempre se conservó se– gún su institución primitiva. Sabido es que la disolución del vínculo matrimonial fué declarada lícita por la ley mosaica bajo ciertas con– diciones (Deuteronomio, LXIV, 1-4). A este propósito decía Jesucris– to a los judíos de su tiempo: "Moisés os permitió ciar a vuestras mu– jeres carta ele divorcio a causa de la dureza de vuestros corazones, pero al principio no fué así" (San Mateo, XIX, 8). Jesucristo vino. a restablecer el matrimonio a su dignidad primi– tiva. Restableció su unidad ordenando que el matrimonio fuese entre un solo hombre y una sola mujer, y su indisolubilidad mandando que durase el vínculo conyugal hasta la muerte de uno ele los dos cón– yuges. Y refiriéndose a esta institución primitiva del matrimonio, según la cual "deben ser dos en una sola carne", el Salvador estable– ce este principio: "Lo que Dios unió, el hombre no lo separe". 2) Pero hizo más Jesucristo. No solam~nte restauró la institu– ción fundamental de la sociedad, el matrimonio, sino que lo hizo sa– cramento, es decir, símbolo de su unión con la Iglesia y fuente de gracia para los fieles que lo contraen. Que el matrimonio constituye uno de lús siete Sacramentos ele la ley de gracia, es una verdad contenida en .as enseñanzas del Após– tol San Pablo (núm. 1<?). Según el Apóstol, el matrimonio cristiano simboliza la unión de Cristo con la Iglesia: "El marido es la cabeza ele la mujer, como Cristo es la cabeza de la [glesia'. Y añade: "Mari– dos, amad a vuestras es})osas, como Cristo amó a su Iglesia". Ahora bien: la unión de Cristo con la Iglesia es una unión sobrenatural, cuyo fin es santificar la Iglesia, como dice el mismo Apóstol (Efe– sios, V, 26, 27). Por consiguiente, el matrimJnío cristiano, para que sea un símbolo verdadero de aquella unión sobrenatural, debe estar acompañado de la gracia sobrenatural, en vL·tud de la cual los espo– sos se aman recíprocam1~nte con el fin ele santificarse mutuamente

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