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CELIBATO, MATRIMONIO Y DIVORCIO IQ..9 DOCTRINA PROTESTANTE Los casados di, vorciados p u e, den contraer nuevas nupcias. LA BIBLIA casa con otra, comete un adulterio; y. cualquie• ra que se casa con la mujer despedida por· su marido, co'.nete un adulterio" (San Lucas, XIV, 18). 4) "Entonces llegaron a El (a Jesús) los fa• riseos para tentarle, y le dijeron:· ¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier mo– tivo? Y Ei respondió: ¿No habéis leído que el. Criador, al principio, los hizo varón y hembra, y dijo: A causa de esto, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y se rán los dor:: una sola carr¡,e? Así que ellos no SO'!! 1 ya dos, sir,o una sola carne. Qiw el hombre no separe, pues, lo' que Dios ha unido. Dícenle: ¿Por qué, pues, Moisés mandó dar carta de di– vorcio y despedir a la mujer? El les resppndió: Es por la dureza de vuestros corazones que Moi– sés os per'.nitió repudiar a vuestras mujeres; al principio, no fué así. Mas yo os lo digo: aqw:l que despide a su mujer, si no es por fornicación. y se casa con otra, comete un adulterio; y quien se casa c01¡. la repudiada se hace adúltero" (San Mateo, XIX, 3-9). 5) "A les personas casadas mando, no yo, sirw el Señor, que la mujer no se separe de ·su mari– do; si se separa, que se quede sin casarse de nuc vo o reconcíliese con su. marido; igualmente, quo el marido no repudie a su mujer" (lfJ. Corintios, VII, 10, 11). 6) "La mujer está atada mientras vive si1. marido, m·ientras éste vive; mas si muere el ma rido, ella queda libre de la ley que la ataba a su marido. S( pues, viviendo su marido, se casa con otro, será llamada adúltera" (Romanos, VIf, 2, 3). Consec1tencia.-D'e estos textos bíblicos cledú• cense las cinco conclusiones siguientes: H No es permitido al marido separarse de su esposa, a no. ser en ·::aso de adulterio. z¡¡, Aun en este caso, no puede tomar otra mujer sin ser adúltero. 3~· Quienquiera que se casa co:µ mujer repudiada por su marido comete adulterio. 4¡¡, La mujer ca– sada que se une a otro hombre es adúltera. 50 Ningún poder de la tierra pµede disolver el vínculo matrimonial.