BCCCAP00000000000000000000722

t CELIBATO, MATRIMONIO Y DIVORCIO 123 nadie o.bliga a abrazar el estado sacerdotal. Por otra parte, tuvo ra– zones poderosísimas para proceder de esta mariera y son precisa• mente las dos razones mismas que ir:dica el Apóstol: primera, el es.. tado de perfecta castidad -o de virginidad, que para nuestro caso, es lo mismo- es más perfecto que el estado de matrimonio; segun– da, el estado de perfecta ca6tidad es el más propio para los que se· consagran al servicio de Dios y de las almas. I.-El estado de perfecta castidad f!S más perfecto que el estado de matrimonio.-Oigamos a San Pablo: "El que casa a su hija hace· bien; el que no la casa, hace mejor" (W Corintios, VII, 38). ¿Podía el Apóstol expresar más clara y brevemente 6U pensamiento? Por otra parte ¿puede haber estado de vida más perfecto que el que qui– so escoger para sí el Hijo de Dios humanado? ¿No fué acaso el estado· de perfecta castidad? El sentido común del linaje humano se halla en esto en perfecta conformidad con la revelación cristiana. En todas las edades, ·en to•· dos los países, en todas las religiones ha vtsto el hombre en la con– tinencia algo del cielo que lo ensalza, lo transforma, lo diviniza. Ell antiguo paganismo, comprendiendo la grandeza y excelencia de la castidad, prefirió· los célibes y .vírgenes para el servicio de los dio– ses (1) y ensalJzó, por boca de sus poetas, los sacerdotes que Vivían en castidad durante toda su vida (2). II.-El estado de perfecta castida:i es el más propio para los que se consagran al servicio de Dios y de las almas.-:Oigamos otra vez al Apóstol: "El que no tiene mujer anda solícito de las cosas del Se– ñor, busca agradar al Señor; el que tiene mujer anda \Solícito de las cosas del mundo, busca agradar a su mujer, y se halla dividido.. Asimismo la mujer no casada, y la virgen, andan solícitas de las cosas del Señor para ser santas en cuerpo y alma; mas la que es ca5ada anda solícita de las cosas del mundo, busca agradar a su marido" (1!.l Corintios, VII, 32, 34). 1) Según esta doctrina del Apéstol, la virginidad (o perfecta,. castidad) tiene por objeto consagrar al cristiano a Dios por completo y sin división, lo cual bien se ve que no es poGible en el estado de matrimonio. , Es un hecho innegable 1 que, a pesar de la funesta inclinación a· la sensualidad que el pecado original ha dejado en nuestra natura– leza, hay en la Iglesia Católica cristianos de ambos sexos que obser– van una vida verdaderamente angelical. Establecido este hecho, ca– be preguntar: ¿no sería harto extraño ver entre los fieles ejemplo6 de perfecta continencia, rnientras los Ministros de D'ios se entrega– rían a las ilusiones de los placeres sensuales, aunqi.::.e se tratara de los lícitos en el esi;ado de matrimonio? Simples cr:stianos, desem– barazados de todo lazo de afecto terren9, vivirían sólo. para Dios, ¿y· el sacerdote -que según el Apóstol es el "hombre de Dios" (1~ Timo-- ! .-.José de Maistre, Del Papa, lib. III, c. 3 (Barcelona, Librerfa Religiosa, !856). 2. -Por ejemplo, Virgilio: "Quique saceNotes casti dum vita manebal" Aeneidtr. VI, 661). . '

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz