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EL PERDON DE LOS PECADOS '115 La Cpndesa de Straffort, anglicana, antes de convertrise a la Re– ligión- Católica, propuso al Obispo de Amiens, Monseño:r de La-Mo– the, algunas dudas sobre el Purgatorio. Este le contestó: "Conocéis al Obispo anglicano de Londres y le tenéis confianza; decidle que el Obispo de Amiens está dispuesto a hacerse protestante, si le puede probar que San Agustín 'no rogó por los difuntos, ni asistió a la Mi– sa .que se celebró' por el alma de su difunta madre". Sabido es que Sa,n 'Agustín es tenido aun por los anglicanos como uno de los ma– yores Doctores de la Iglesia antigua. Eh efecto, la señora Straffort escribió al Obispo anglicano de Londres, mas no recibió respuesta alguna. Esta circunstancia acabó de d~~idir a dicha señora a ingresar en la Iglesia Católica. , ' En presencia de los testimonios aducidos creemos que ninguno de nuestros lectores podrá abrigar la menor duda acerca del hecho de que la primitiva Iglesia ofrecía sufragios por los difuntos. De \ ' esta práctica infiérese la creencia en un estado ultraterreno en que las almas de Los justos no plenamente purificadas expían sus cul- ' pas, pues la Iglesia nó ora por los réprobos. Ahora bien, conrorme a los principios establecidos en el Capí– tulo II, es imposible que la Iglesia se equivoque sobre un punto de doctrina de e.sta naturaleza. Luego, los protestantes, apartándose. de la enseñanza de la Iglesia Católica, se han apartado de la verdad, están en el error. APENDICE Las Indulgencias Parece op.ortuno hablar aquí de las indulgencias, de las cuales los protestantes suelen tener un concepto muy erróneo. No nos pro– ponemos escribir un tratado completo acerca de las indulgencias, sino ,únicamente dar al lector una idea general de las mismas. I.-QUE. ES INDULGENCIA Y •SUS CLASES.-1) Definición: ·1nd·ülgencia es el perdón de la pena temporal que debemos sufrir por los pecados ya perdonados en el Sacramento de la Penitencia. Para entender debidam_ente esta definición, es preciso tener en cuenta que todo aquel que comete un pecado mortal merece castigo eterno. Mas, al punto que el pecador se arrepiente de sus pecados y los sujeta al tribunal de la Penitencia, Dios le perdona, juntamente con 1a culpa, la vena, eterna que había merecido por el pecado. Pero, como no siempre el pen'itente tiene contrición perfecta éa.. paz de justificarlo plenamente ante la justicia divina, Dios le im– pone un castigó o vena temvoral, a la manera que el soberano o eje• cutlvo de una nación indulta a un criminal la pena de muerte en que había incurrido y le, impone v. gr. la pena de quince años de cárcel. 1 Que al perdonar' el pecado y la pena eterna, Dios no siempre J,erdona la pena temporal merecida por aquél, es una verdad que halJamps consignada en varios pasajes de la Biblia. Adán quebran-

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