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EL PERDON DE LOS PECADOS 111 destinado solamente para castigo de los réprobos. Luego debe haber necesariamente un. tercer estado, en que se purifiquen d~ sus culpas y .satisfagan la pena debida, antes de ser admitidas al gozo del Se- ñor (1). · OBJECIONES PROTESTANTES Objeción 1~-Dice Isaías, hablando de Cristo: "El llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores" (LIII, 4). Luego si Cristo lo sufrió y llevó todo, nada queda al cristiano que sufrir. ¿ Para qué, pues, el Purgatorio? Respuesta.-Si esta interpretación fuese v,,erdadera, ¿cómo ense– ña .San Pablo que "por muchas tribulaciones hemos de entrar en el Reino de Dios?" (Hechos, XIV, 21).. Porque Cristo lo hizo todo y lo sufrió todo, ¿serán inútiles las prácticas ·que nos manda o aconseja el Evangelio, por ejemplo, el ayuno? (San Mateo, VI, 16-18; IX, 14-15, XVIIl. 20; Hechos, XIII, 2; XIV, 22, 2 Corintios, VI, 5; XI, 27). ¿Se• rán también inútiles los Sacramentos, aJgunos de los cuales admiten los protestantes? Objeción 21/--¿No dice el Apóstol: "La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado?" Respuesta.-Ciertamente; pero no limpia sino a aquellos que quieren ser y de hecho son limpiados cumpliendo las condiciones que el mismo Jesucristo ha puesto, es 'decir, recibiendo los Sacramentos del Bautismo o de la Penitencia con las disposiciones debidas. Admitiendo estos textos ·en el sentido de los protestántes, no só– lo desaparece el Purgatorio, sino también el infierno, con que tantas veces nos amenaza el Evangelio (San Mateo, XXV, 41; San Marcos, IX, 42; San Lucas,. XVI, 26). Todos los cristianos necesariamente se ~alvarían, cualquiera que fuese su conducta. · · El dogma del Purgatorio es consolador Porque ¿quién que sea consciente de sus continuas culpas e im– perfecciones podrá esperar entrar en el Cielo inmediatamente des– pués de su muerte? Si no hubiera algún lugar en que pudiéramos ser purificados de nuestras culpas leves, ¿quién sería tan limpio al mo– rir, que fuera digno de ser admitido a gozar de Dios infinitamente puro y santo? ... 'Si no hubiese Purgatorio, el Cielo permanecería ce· rrado para la mayor parte de los hombres (Job, IV, 17-19). El, Purga– torio es una admirable invención del amor divino que no quiere pri– var de la gloria eterna a las almas que mueren en gracia de Dios sin ser completamente puras. 1.-He ahí lo que escribe el teólogo protestante Hase: "La mayor parte de los que mueren son siu duda demasiado buenos para ser arrojados al infierno, pero tampo~ co lo son bastante para ser inmediatamente admitidos en el cielo. Hay qqe reconocer, pues. que el protestantismo reformador ha dejado sin solución este problema importantí– simo". Haadbuch der Protestant Polemin, pág. 400 (4~ edición).

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