BCCCAP00000000000000000000722

EL PERDON DE LOS PECADOS 109 plido!" (San Lucas, XII, 50). Bautizarse por los muertos equivale, pues, a sufrir tribulaciones, angustias en provecho de los difuntos. Los ver– sos 30-32 del mismo capítulo confirman esta in– terpretación. De este "bautismo por los muertos" practi– cado por los Corintios deduce San Pablo su fo en la resurrección. Y dedúcese también su creen– cia en el Purgatorio, o sea, en un estado de ex– piación después de la muerte en el que las almas pueden ser ayudadas por los sac_rificios de los vivos. De otro modo ¿no serían inútiles esos su– frimientos expiatorios ofrecidos por los difun– tos? ... OBSERVACIONES La Iglesia Católica enseña que, además de uc1 estado de casti– gos eternos para los malos y de eterno descanso para los justos, exis. te en la otra vida un estado intermedio de expiación temporal des– tinado a aquellos que han muerto en pecado ven'ial, o sin haber satisfecho enterament.e a la justicia divina por los pecados ya per– donados. Enseña también que, si bien es verdad que las almas detenidas en ese estado intermedio de expiación no pueden ayudarse a sí mis– mas, pueden ser ayudadas por los sufragios de los fieles, especial– mente por el Santo Sacrificio de la Misa (Concilio de Trento, sesión , XXXV). Veamos brevemente cómo la· doctrina de la Iglesia Católica acer ca del Purgatorio: a) está realmente contenida en la Biblia; b) está en armonía con la raizón; y c). es -eminentemente consoladora para el corazón humano. El dogma del Purgatorio está realmente contenido en la Biblia Las palabras del libro segundo de los Macabeos antes citadas (núm. 1) son tan claras y explícitas, que no necesitan ser comenta– d.as . Ellas nos dan derecho a afirmar que, si bien la palabra Pitrga– torio no se halla en la Biblia -tampoco se hallan en ella las pala– bras Trinidad y Encarnación que admiten las sectas protestantes– no obstante, la doctrina de la Iglesia respecto al Purgatorio está realmente contenida en la Biblia. Tanto es así que, no pudiendo los reformadores hallar manera de debilitar la fuerza de aquel texto, op– taron por rechazar los dos libros de los Macabeos como no inspirados y los eliminaron de sus Biblias. Mas ¿con qué derecho? La Iglesia Católica ha considerado siempre estos libros como ins– pirados (1). Su inspiración, pues, se basa en la misma autoridad que 1 .-Los dos libros de los Macabeos se hallan en el cánon de la versión gdega alej,10árina llamada de los Setenta. Como dijimos en el Opúsculo I, esta versión fué usada por los Apóstoles (Cotnely, obra citada, número 377).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz