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Padr-El..., po·rque me amasfe a,nies, 'de la creación del mundo. (Jn l '7,24) El cual (Cristo) es imagen del DJios invisfüle, primogénito de toda la creación, {Col 1,15) ·•risto contiene en sí la p1'enitud de Dios, como consecuencia de que la expansión amorosa de DioS' se concentra entera en su ser. El mis– mo es la "plenitud" de Dios, como le nombra S. Pablo. .•.porque en El (Crisfo) :l:uvo a bien Dios r::ue morase ioda. la ple– nitud (pléronia}. (Col 1,19) "Plér-oma es un tecnicismo de Col. y Ef. que tiene un sentido ambiva– lente pasivo y activo., Pasivo, porque recibe de alguien; y activo, por– que eso que recibe lo comunica a otros". (2) En este punto noS' interesa subrayar el aspecto pasivo: Cristo como receptor de toda la caridad, que es Dios. "Cristo es "pléroma" de Dios, porque todo el cúmulo de bienes sobre– naturales reside en Cristo de una manera circunscrita de suerte que fuera de EI Dios no ha permitido que caiga ni una sola partícula de estos bienes. Este es el sentido de 1a frase paulina: EL "PLEROMA" TUVO A BIEN RESIDIR EN CRISTO ... Dios ha hecho de Cristo un ''Pléroma" suyo, porque todos ·los bienes sobrenaturales los ha vol– cado en Cristo (sentido pasivo). (3) 2) erislo ca6eza Dios no quiere a Cristo aisladamente, sino como Cabeza de un cuerpo, como vértice de la Creación. En Cristo elige Dios los demás seres, para que El les comunique la vida divina que posee. .. .Enraizados y cimentados en la caridad, a fin de que seáis capa– ces de comprender, con todos los santos, qué cosa s,ea la anchura y longitud y alteza y profundidad, y. de conocer, cosa que sobrepu– ja a t,ado conocimiento, la caridad de Cristo para que seáis colma– dos de toda plenitud, cuyo blanco sea lia plenitud de Dios. (Ef 3, I7-I9) Se alude a la grandeza del Magno Edificio, cuyos cimientos han sido ya echados, y en el que están ya instalados los cristianos. Este Edificio tiene las propias dimensiones del universo, de todo lo creado ( ... ). Cris– to es «pléroma» de Dios, porque no solamente está El lleno de lo divi– rio, sino porque lo llena todo (... ). ( 2 ) J. M. GONZALEZ RUIZ, Cartas de la cautividad, Roma-Madrid 1956, 119, (3) lb. -7

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