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honor le coronaste; todas las cosas sometiste debajo de sus pies. Pues al someter a El todas las cosas, nada dejó no sometido a El. Ahora, empero, todavía no vemos todas las cosas sometidas a El. Mas el que fue rebajado un poquito respecto de los ángeles, Je– sús, vemos, por causa de la muerte padecida, coronado de gloria y de honor, a fin de que, por gracia de Dios, gustase la muerte en bien de todos (Heb 2, 7-9). - ES DOMINADOR DE VIVOS Y MUERTOS Porque nadie de nosotros vive para sí, y nadie muere para sí. Pues ya sea que vivamos, para el Señor vivimos; ya sea que mura– mos, para el Señor morimos. Tanto, pues, si vivimos como si mo– rimos, del Señor somos. Pues para esto Cristo murió y retornó a la vida, para que así de los muertos como de los vivos tenga señorío (Rm 14, 7-9). - ES SEÑOR DE LOS ANGELES .. .Jesucristo, que está a la diestra de Dios, después que se fue al cielo y se le sometieron los ángeles, las potestades y las virtudes (I Ped 3,22). - PORQUE ES REY PENETRO EN LOS CIELOS Teniendo, pues, un Pontífice grande, que ha penetrado en los cielos, Jesús, el Hijo de Dios (Heb 4,14 ). - Y DIOS LE SENTO A SU DIESTRA Así, pues, si resucitásteis con Cristo, buscad las cosas de arri– ba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios (Col 3,1). Cristo está en lo de arriba ocupando un lugar de predominio uni– versal. Estar a la derecha de Dios significaba, en la Iglesia primitiva, el supremo poder conferido al Mesías. 2) €risto es vencedor de la muerte La muerte fue vencida en la cruz y Cristo puede decir con verdad: No temas; yo soy el primero y el último, y el Viviente; y estuve muerto, y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos; y ten– go las llaves de la muerte y del infierno (Ap 1, 17-18). 3) €risfo es el saloaclor El único Salvador. En ningún otro está depositada la salud. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matásteis colgándole de un madero. Y a Este, como a Caudillo y Salvador, exaltó Dios con su diestm, con el fin de otorgar a Israel penitencia y remisión de los pecados (Hec 5, 30-31).

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