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que presentéis vuestros cuerpos como víctima vivienfe, santa, agradable a Dios, que ha de ser el culio vuestro espiritual. {Rm 12, 1). Porque el amor de Cristo ,nos, apremia a pensar es.fo : que uno murió por :todos; luego iodos murieron; y por todos murió, para que, los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para aquel que por ellos murió y resucitó. (2Co 5, 14-15). 2) Eos fwmr,res lienen en e risto el único mediador de fo 11icla ele l/)ios Cristo redime por su muerte a los hombres de los pecados, sa– tisfaciendo ante Dios con su sangre por ellos. Los efectos de su sacerdocio se abren todavía a una mayor pers– pectiva: Cristo llega hasta comunicarnos el amor y con el amor la mis– ma vida del Padre. Si la remisión de los pecados estaba referida principalmente al sa– crificio de la muerte, la comunicación de la vida divina se relaciona ante todo con su resurrección. Sin embargo, no podemos establecer esta di– visión en un sentido exclusivo, ya que muerte y resurrección forman un conjunto inseparable por el que se nos redimen los pecados y se nos ctorga la nueva vida. N. B.-Los puntos que señalamos a continuación no son más que aspec– tos de la misma realidad enfocada según sus diversas relaciones : con la economía del Antiguo Testamento (justificación); con el Pa– dre (filiación); con Cristo (unión mística). 34- a) Cristo, causa de nuestra justificación La ley Efe demostró impotente para justificar al hombre caído. Es en Cristo donde se encuentra la perfecta justificación. Este concepto im– plica el don de la gracia. Al que no conoció pecado, por nosotros le hizo pecado, a fin de que nosotros viniésemos a ser jusficia de Dios en El. {2 Co 5, 21). Ahora, empero, independientemente de, la ley, la jus'ficia de Dios se ha manifestado, abonada por el •fesiimonio de la ley y de los profe.fas,. Pero una justicia de Dios medianfe la fe de Je– sucristo, para todos. y sobre fo'dos los que creen; pues no hay dis– tinción. íPorque :todos pecaron, y se hallan privados de la gloria de Dios, justific,ados como s,on. gratuitamente por su gi:acia, me– diante la redención que se da en Crisfo Jesús. (Rm 3, 21-24). ...a los que creemos en aquel que resucifó a Jesús, Señor ,nuestro de ,enire los muertos; el cual fue enfregado por nuestros delil:os y fue resucitado por nuestra jus:tificación. (Rm 4,24-25}.
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