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engendrado». Como también en otro lugar dice (Sal. I09, 4): « Tú eres sacerdote para sz'empre, según el orden de Melquisedec». (Heb. 5,4-6). B) re a I i zac i ó n h i s t ó ri ta en 1 1 e ne ar u u i ó n Estr, unción o consagración de Dios no es otra cosa que la misma Encarnación, momento en que la Persona del Verbo asume la natura– kz2 humana. Por lo cual al entrar en el mundo dice (Sal 39,7-9): «Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me diste un cuerpo a propósito; holo– caustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: Héme aquí presente. En el tomo del libro está escrito de mí; quie– ro hacer, ¡ oh Dios!, tu voluntad» (Heb 10, 5-7). Se anonadó a sí mismo, tomando forma de esclavo, hecho a semejanza de los hombres; y en su condición exterior presentán– dose como hombre, se abatió a sí mismo hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Flp 2,5-8 ). Por otra parte la Encarnación es el instante histórico en que queda constituído su ser de Hombre-Dios, apto para un sacerdocio perfecto (Cfr Fundamento inmediato, II-B). IV .. funciones Cristo queda constituído sacerdote en la Encarnación. Pero su ~1acerdocio no es algo meramente estático, sino fundamentalmente ac– {ivo. Pasamos a examinar, ahm,1, ]a actuación de este sacerdocio. Lo cual nos descubre toda la riquez::i de la personalidad sacerdotal de Cristo. La actuación del sacerdocio de Cristo consiste en: ser glorificador mediaclor ¡,rin,ci¡rnlmente por el sacrificio de su muerte, unido a Sil resurrección. 9l} s;, glori/icador-mediaclor Estas cosas habló Jesús, y alzando sus ojos al cielo ddji0: Pa• dre, ha llegado la hora; glorifica .a tu Hijo, para que tú Hijo te
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