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Porque uno es. Dios, uno también ,el Mediador de Dios y de los ho·mbres. un hombre, Cristo Jesús. (1 Tm 2,5) Es que la ley constituye sacerdotes a hombres suj.etos a fragili– dad,; mas la palabra del juramento, que vino después, de la ley, al Hijo consumado para siempre {Heb 7,28) Y esto· es mucho más evidente todavía si a semejanza de Melquise dec, surge un sacerdote diferente, que ha sido creado según la ley de disposición carnal, sino según la pujanza de una vida in– destructible. Que tal es el i,esiimonio: "Tú eres sace.rdote para siempre según el orden de Melquis,edec" (Heb 7, 15-17) Tenie,ndo, pues, un Pontífice grande, que ha penetrado en los cielos, Jesús, el Hijo de Dios..• (Heb 4,14) "Todo su poder de Pontífice ¡;e funda en el hecho de ser Hijo de Dios". (6) 111 .. institución del sacerdocio de Cristo Expuestos los fundamentos sacerdotales de Cristo, nos interesa 1c·::s:aminar el momento de su consagración sacerdotal: cuándo Cristo quf da instituído sacerdote. Señalamos a la vez para mayor precisión el elemento o sujeto que actúa de consagrante y no puede ser nadie más que Dios con su elección. «La vocación de Cristo al sacerdocio resulta de su filiación divina, y data del día en que ,el Verbo se encarnó y fue investido de una me– diación señera entre el cielo y la tierra... Para este sacerdocio divino es menester haber nacido de Dios». (7) A) e I ecc ió n d e D i o s Sobre la capacidad natural de Cristo para ser sacerdote recae la elección de Dios, decreto jurado e irrevocable que es como la consa– gración que le confiere el oficio sacerdotal. Para ser sacerdote se requiere la elección de Dios : l'ladie se apropia este lzonor sino cuando es llamado poi' Dios; como Aarón. Así también Cristo no se glorificó a sí mismo en hacerse Pon– tífice sino el que le habló (Sal. 2,7): «Hijo mío eres Tú, Yo hoy te he (6) l\L ScMAUS, Teolog-fa dogmáéica, t. III, Madrid 1959, 317. (7) C.. DrLLEN'.'CEiNIUDER, Teología y espiritualidad del $acerdote, Salamanca, 1962, 51 .. !2-