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La «agape» es una fuerza motriz, que partiendo del Padre, pasando por Cristo y remansándose en la Iglesia informada por el «Pneuma», invadirá todo el cosmos y producirá la obra maestra de Dios: todo lo creado convertido en una gigantesca catedral cósmica», ( 4) El cual es imagen del Dios invisible, primogénito de toda la creación, como que en El fueron creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, tanto las visibles como las invisibles, ya sean tronos, ya las dominaciones, ya los principados, ya las potes– tades; todas las cosas han sido creadas por medio de El y para El... El es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia, como quien es el prin– cipio primogénito de entre los muertos; para que en todas las cosas obtenga El la primacía en todo, porque en El tuvo a bien Dios que momse toda la plenitud y por medio <J,e El reconciliar todas las cosas consigo, haciendo las paces mediante la sangre de su Cruz; por medio de El, así las que están sobre la tierra, como las que hay en los cielos (Col 1,15-16. 18-20). Bendito sea el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, quien nos bendijo con toda bendición espiritual en los cielos en Cristo, según que nos escogió en El antes de la fundación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, a impulsos del amor, pre– destinándonos a la adopción de hijos suyos por Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos agració en el Amado. En El, en el cual fuimos además constituídos herederos, pre– destinados según la disposición de quien obra todas las cosas se– gún el consejo de su voluntad, par.a que seamos encomio de su gloria, nosotros los que ya antes habíamos esperado en Cristo. (Ef 1,3-6.11-13). El que descendió es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo ... para la edificación del cuer– po de Cristo hasta que lleguemos todos juntos... a la madurez del varón perfecto, a un desarrollo orgánico proporcionado a la ple– nitud de Cristo ... andando en verdad, por la caridad crezcamos en todos sentidos para ser como El, que es la cabeza, Cristo, por quien todo el cuerpo bien concertado y tratado, gracias al íntimo contacto que suministra el alimento al organismo, según la actividad corres– pondiente a cada miembro va obrando su propio crecimiento en orden a su plena formación en virtud de la caridad (Ef 4,10... 16). (.¡) lb. 242. 8--

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