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4) Castidafü «Y guardémonos todos mucho y tengamos limpios todos nuestros miem– bros, porque dice el Señor: «Cualquiera que viere la mujer para desearla ya pecó con ella en su corazón.» (R. XII, 13.) (31). N. B. Aquí se debía tratar de todas las virtudes que se refieren direc– tamente a Dios: reverencia, temor, confianza, alegria... Pero se-· ría muy largo. U-INDIRECTAMENTE u) .9t lraués del hombre Damos aquí una, visión muy sucinta, ya que el pensamiento com– pieto de San Franci&co en este sentido se ericuentra en otros esquemas. Las relaciones del hombre con los demás se reducen a: a) Hermandad: La fraternidad humana no s6lo se funda en un origen idéntico, sino sobre todo en la partidpación en la gracia, la cual nos hace h~r– manos e hijos adoptivos de Dios, con un fin trascell!dente común. Esta fraternidad crea vín,culos swperiores a los de la sangre. (RII VI, .29.) b) Caridad: Miserico11dia, benignidad, comprensión, celo, etc.: son virtudes que definen el ser mismo del franciscano. Pero ese amor al hombre que es siempre por y en Dios envuelve una nota de familiaridad fraterna, más aún, de solicitud materna,l, que se sublima hasta asimilarse al amor de Cristo a los hombres e induso ail amor Trinitario. (32). 31 Otras cibra,s ,q:ue mandan ¡por amod· de Ddos: HE¡ 32; AE JX, 4,3; XV, 45;, E..P. I, C. VIII, 110; c. XII, 116; c. XIV, 119; c. XVIH, 129; c. XXVI, 163; c. XXXVJI, 164; ;P. II, c. I, 198; .P. III, e III, 235-236; ,c. IV, 238; ,c.. V, 23>8; ic. VI, 240; P IV, c. I, 219; ,c. II, 251; c. V, 254; 2C c. XX.JIT¡I, n. 196; SB c. I. n. 1, 5, 6,; c. II, n. 4; ,c. IV, n. 8; c. VIII, n. 1; e IX, n. 1; c. XII, n. 1; rnP e, II, n, 8; 20, 22. 23; c. IV, n. 29, 45; c. VIlII, n. 93; c. XII, n. 115. . 32 Cfr. Esquemas de füpiritua,lidad Frands,cana. La caridad con el prójimo, n. 4. -41

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