BCCCAP00000000000000000000718

e) Par~ gloria del 1'adre El dar gloria a Dios, glorificarle es el principio que alienta y vivifica toda la espiritualidad de San Francisco. Ningún otro aspeoto en su ética se puede poner en parangón con éste de la glorificación, que no es un elem~nto máis. sino la orientación que define toda su espiri– tualidad. Por eso la glorificación no consiste tanto en una serie de actos, cuanto en la totalidad del hombre fijado en una dimensión: ser glorifi– cador, ser juglar, "Yo soy el pregonero del Gran Rey" (SE c. II, n. 5: lC c. VIII, n. 16.) La vida moral queda así informada por la glorificación, que no es sino la forma más depurada· de caridad, en la que van embargados amor ,Y alabanza. La g1lor1ficación no es. pues, una actitud primariamente intelectual (clara cum ,laude notitia) cuanto una dimensión, ante todo' del 'amor. Caridad depurada, sublimada en la alabanza. a) Las cualidades y propiedades de esta glm·ificación: 34- 1) ONTOLOGJCA «De todo corazón y con toda el alma y toda la mente y fortaleza y con todo nuestro entendimiento y con todas las fuerzas, con todo empeño Y afecto, con todas las · entrañas y deseos..., honremos, adoremos, sirvamos, bendigamos y loemos, glorifiquemos y ensalcemos, engrandezcamos y rin– damos gracias al Altísimo sumo y eterno Dios y a la Trinidad y Unidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... » (RI XXIII, 23.) 2) CONSTANTE «En todo lugar, en toda hora y en todo tiempo todos los días, sin inte• rrupción... honremos, adoremos, sirvamos, bendigamos y loemos, glorifique– mos y ensalcemos...» (RI XXIII, 23; XXII, 20; C II, 51, 53.) 3) PURA Y SENCILLA «Adoremos a Dios con corazón sencillo y espíritu puro, que eso busca El por encima de todo cuando dice: Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.» (C II, 51.)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz