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Mandaba al hortelano que los últimos espacios del huerto los dejara siempre ,sin trabajar, para que a su tiempo el ver~ dor de las hierbas y la !diversidad ;de las flores predicasen al hermosísimo Padre de todos los seres." (2C P II, c. 19, n. 165, 485.) - "En los seres hermosos admiraba la belleza infinita del Hace– dor; y por los vestigios impresos en las cosas, encontraba do– quiera a su Amado... .A impulso de su indecible devoción per– cibía la bondad infinita de l)ios en cada ,una dé las criaturas... y provocaba dulcemente a todos los seres... a que cantasen las divinas alabanzas." (SE c. 9, 586s; F. P. I, c. 12, 117.) b) Alabanzas de Dios: Todas las obras bellas y buenas son una alabanza para su autor. Las creaturas, ,como ret:lejo de la bondad y hermosura divinas, constr– tuyen por sí mismas una cósmica sinfonía ininterrumpida en loor de su Creador. Los delos, la tierra, todo, existiendo y cumpliendo el fin a que El '10s destina, cantan [as glorias de Dios. La creación sirve, obe– dece y ailaba a su Hacedor. (AE V, 42.) San Francisco comprende todo esto. Pero su exquisita sensibilidad detecta algo más: y es que todas lais cosas deben ser, son, en cierta ma• nera, una aaoión de gracias 1 por los prodig1os de la bondad divina pro– fusamente derramada en ellas. (EP c. 12, n. 118-119, 785.) La creación es ya en sí mi'sma, objetivamente, a 1 labanza y gloria de Dios. __;, "Altísimó, omnipotente buen Señor, tuyos san los !loores, la gloria, el honor y toda bendición... Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las .estrellas; Loado ,seas, mi .\Señor, por el hermano viento, y por el aire, y nublado, y sereno y todo '.tiempo... Loado seas, mi Señor, por la hermana agua..." (CAN 71.) - "Toda criatura alabe ul Señor..." (C II, 53.) "Las hermanas avecillas alaban a su Creador. Vayamos, pues,

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