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él la luz y la bondad del Padre. Frente a Dios, perfección suma, el hom• bre es miseria y vileza. "Has de saber, ovejuela de Jesucristo, que cuando yo decía aquellas palabras que has .oído, se presentaban a mi alma dos luces: una, de la noticia y conocimiento del Criador, y la otra, del conocimiento de mí mismo. Cuando yo decía: "Quién eres Tú, dulcísimo Dios .mío", contemplaba y 1.. 1 eía en una luz el abismo de la divina bondad y la sabiduría y poder de Dios; y cuando decía: "Quién soy yo", tenía otra luz de contemplación, con la que veía la profundidad deplorable de mi vileza y miseria; y por esto de– cía: "¿Quién eres Tú, Señor de infinita bondad, sabiduría y poder, que te dignas visitarme a mí, que soy un gusano abominable?" (F. P. II, 207.) (11). d) Juglar: La glorificadón no consiste tanto en una serie de actos, ni siquiera en una a,ctitud, cuando en la totalidad del hombre fijado en una direc– ción: ser glorificador, ser jugJar. "¿Qué otra cosa son los siervos de Dios sino u~.a especíe de juglares suyos, encargados de conmover los corazones de los hom– bres y de infundir en ellos una santa alegría espiritual?" (EP c. IX, n. 100; SB c. JI, n. 5; c. V, n. 12; 1C c. VIII, n. 16.) e) Peregrino: El hombre es hués:ped del mundo en camino hacia la casa del Padre (12). "Y como peregrinos y advenedizos en este mundo, sirviendo al Señor en pobreza y humildad..." (RII VI, 28; T 35-36.) 11 Ofr. RI XXII, 19; XXII, 22; XXIII, 23; C II, 52·53; C III, 58; C V, 60; C VI, 61; AE II, 40; AtE XX. 46: AE XII, 44; F, 1P. I, -c. V'l'II, 109; c. IX, 111; c. xvm, 128; P. II, c. II, 200: BP c. IV, n. 45. . . 12 Cfr. Esquemas de Espi:'itualidad Franciscana, n. 6: «La pobreza segun S. Francisco», pp. 3"4 -23
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