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SAN FRANCISCO Y LA EUCARISTÍA 73 y que hiciere ultraje al espíritu de gracia? ( 59 ). Pues el hombre des– precia, profana y pisotea al Cordero de Dios cuando, como dice el Apóstol ( 60 ), no discierne y distingue el santo pan de Cristo de los demás alimentos y obras, y lo come no siendo digno, o en caso de ser digno lo come de una manera vana e indigna; pues dice el Señor por el profeta ( 61 ): Maldito el hombre que hiciere engañosamente la obra del Señor. Y condena a los sacerdotes que no quieren poner empeño en eso, diciendo ( 62 ): Yo maldeciré vuestras bendiciones. "Oíd, hermanos míos; si la bienaventurada Virgen María es tan honrada, como es justo, porque llevó a Cristo en su santísimo seno; si el santo Bautista temblaba y no se atrevía a tocar la santa cabeza de Dios; si el sepulcro en que descansó por algún tiempo, es vene– rado; ¿cuán santo, justo y digno no deberá ser aquel que toca con sus manos, recibe en su boca y en su coraz6n y da a los otros a Cristo, que ya no ha de morir, sino que vive y es glorificado por todos los siglos, y a quien desean contemplar los ángeles? ( 63 ). "Considerad vuestra dignidad, hermanos sacerdotes, y sed santos porque Él es santo ( 64 ). Y así como Dios por causa de este misterio os ha honrado sobre todos, así también vosotros amadlo a Él, reve– renciadlo y honradlo sobre todas las cosas. Es una grande miseria y una miserable flaqueza tenerlo vosotros así presente y que os cuidéis de alguna otra cosa de este mundo. Estremézcase todo el hombre, tiemble todo el mundo y salte de gozo el cielo, cuando Cristo el Hijo de Dios vivo está sobre el altar en las manos del sacerdote. ¡Oh admi– rable alteza y asombrosa condescendencia! ¡Oh sublime humildad! ¡Oh humilde sublimidad! ¡El Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se humilla tanto que por nuestra salvación se oculta bajo la pequeña apariencia de pan! Ved, hermanos, la humildad de Dios y derramad en su presencia vuestros corazones ( 65 ), humillaos también vosotros, para que seáis por Él ensalzados ( 66 ). Nada de vosotros re– tengáis pues para vosotros, para que os posea todos enteros Aquel que se os da todo entero" ( 67 ). (69) Hebr., X, 29. (60) I Cor., XI, 29. ( 6 1) IER., XLVIII, 10. (62) MAL., II, 2. ( 6 3) I PET., 1, 12. ( 6 4) Lev., XI, 44. ( 6 5) Ps., LXI, 9. (66) 1 PET., V, 6. ( 6 7) Epist. ad Capit. generales; Opuse., ed. BoEHMER, 59 s.; LEMMENS, 100-103. Que Francisco escribió esta carta hacia el fin de su vida, después que se hubo retirado del gobierno de la Orden, lo dice UnERTINO DE CASALE, Arbor vitae, l. 5, c. 7.
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