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436 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Verdaderamente encantado se quedaba observando a las abejas, las cuales se le representaban como un destello de la eterna Sabiduría. Su extraña prudencia y sus artísticas edificaciones le arrastraban a ensal– zar en alta voz al Altísimo, de modo que llegó a pasar días enteros alabando a las mismas. En invierno mandaba que les pusieran miel o vino muy bueno, para que no tuvieran que sufrir por el frío ( 53 ). Pero los seres a quienes más cariño tenía Francisco, eran las ovejas, porque Cristo es el cordero de Dios, que quita los pecados del mun– do ( 54 ) y porque ellas representan la mansedumbre y humildad del divino Redentor ( 56 ). Una noche, estando el Santo hospedado en el monasterio de San Verecundo junto a Gubbio, una oveja parió un cor– dero, el cual luego al poco rato fué muerto por una cruel puerca. Enteróse Francisco del caso, sintió una maravillosa compasión, acor– dándose del Cordero Inmaculado de Dios, y lamentando en presencia de todos la muerte del corderillo, dijo: "¡Ay, hermano corderillo, ino– cente animalito, que siempre tienes presente a Cristo ante los ojos de los hombres! Maldito sea el cruel animal que te ha matado, y nadie, ni hombre ni animal coma de su carne." ¡Cosa admirable! Al punto comenzó el animal a enfermar, a los tres días murió con fuertes dolores y fué arrojado a los fosos del monasterio, donde estuvo mucho tiempo, hasta que se secó por completo, sin que hubiera servido de alimento a ningún hambriento ( 56 ). Viajando un día por la Marca de Ancona, vió en un campo un pastor, que estaba apacentando un rebaño de cabras y machos cabríos. Pero había también en el rebaño un solo corderillo, el cual andaba más modestamente y pacía tra/nquilo. Viendo esto, el bienaventurado Francisco moderó su paso y dando un profundo suspiro dijo a Fray Pablo, que le acompañaba: "Ves aquel corderillo, que camina manso entre las cabras y machos cabríos? Así andaba nuestro Señor Jesu– cristo mansa y dulcemente entre los Fariseos. Yo te ruego, pues, hijo mío, por amor suyo, que, como yo, te compadezcas de esa ovejuela, que la compres y la llevemos de esa compañía de cabras y machos cabríos." Fray Pablo, admirado de la compasión del santo Padre, (53) "Quid de aliis inferioribus creaturis dicam, cum et apibus in hieme, ne frigoris algore deficerent, mel sive optimum vinum faceret exhiberi? Quarum efficaciam operum et ingenii excellentiam ad Domini gloriam tanto praeconio extollebat, ut diem unam plerumque in earum caeterarumque creaturarum laudi– bus consumaret." lbíd., n. 80. ( 54 ) loAN., I, 29. (55) "Sed in omni genere animalium speciali dilectione ac promptiori affectu agniculos diligebat, eo quod Domini nostri Iesu Christi humilitas in sacra Scrip– tura agno assimilatur frequentius et convenientius coaptatur." THOM, CEL. lbíd., 11. 77. (56) lbíd., II, n. 111.

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