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40 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Francisco el Evangelio ante los ojos del mundo. Éste fué el secreto de su grande influencia sobre el siglo franciscano. Sólo esto explica también el entusiasmo por San Francisco, que ha vuelto a despertarse en nuestro tiempo. Seguramente que nunca desde el siglo xm se ha mostrado tan general interés y tanta actividad por el Pobre de Asís. Los últimos decenios han producido mf'a verdadera inundación de literatura sobre San Francisco. Hombres de todos los campos y de todas las confesiones se interesan por las cosas francis– canas. Este entusiasmo podrá ser motivado en muchos por la moda o por el sentimentalismo decadente de los tiempos modernos, en otros por una apreciación del todo inexacta, anticatólica, de la personalidad y de los fines del Poverello. Mas con todo la causa principal de este entusiasmo franciscanista está sin duda en el ideal y en la vida evan– gélica de San Francisco; el motivo que lo impulsa es el anhelo que sienten las almas de recogerse dentro de sí mismas y educarse, en con– formidad con el Evangelio. Si se estima tanto a Francisco es porque ningún hombre desde el tiempo de los Apóstoles ha tomado tan en serio la vida evangélica. Sólo eso, esa vida genuinamente evangélica ha dado al Seráfico un valor y una fama universal; sólo ella asegura a la Orden franciscana su proverbial popularidad y su inagotable importancia. Si esta Orden quiere ser la sal de la tierra, según la voluntad de su Fundador, debe en todo tiempo mantener en alto y verificar aquella divisa: "La Regla y vida de los Frailes Menores es ésta, conviene a saber, guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo."

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