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LA PIEDAD DE SAN FRANCISCO 417 Pero tan pronto como aumentó el número de clérigos, les mandó, según hemos visto, rezar el oficio clerical propiamente éicho, mien– tras que a los hermanos legos obligó a rezar un número determinado de Padrenuestros para cada Hora canónica (1º 5 ). Esta ordenación del año 1221 pasó casi sin ninguna variación a la Regla bulada, en la cual se dice: "Los legos digan veinte y cuatro veces el Padre nuestro por Maitines, por Laudes cinco, por Prima, Tercia, Sexta y Nona, por cada una de estas horas siete, por Vísperas doce, por Completas siete; y oren por los difuntos" ( 1 º 6 ). Un semejante breviario de legos había sido ya antes señalado para los Templarios ( 107 ) y para los conversos de la Orden Cister– ciense ( 1 º 8 ). Esto no podía ignorarlo San Francisco. Sin embargo no fué esto evidentemente sino su amor al Evangelio lo que le movió a recomendar encarecidamente a los suyos tanto clérigos como legos que tuvieran devoción a la oración del Señor. Ya desde el princi– pio ( 1 º 9 ) y más tarde de continuo ( 11 º) les exhortaba a rezar con fervor el Padre nuestro, repitiéndoles sencillamente las palabras del Salvador: "Cuando os levantareis para orar, decid: Padre Nuestro, que estás en los cielos" ( 111 ). Para hacer entender mejor a sus Frailes, tanto clérigos como legos, el contenido profundo del Padre Nuestro, compuso una conmovedora paráfrasis del mismo, la cual rezaba él a cada hora del Oficio Divino y antes del Oficio de la Virgen Santí– sima ( 112 ). No podemos privarnos de trasladar aquí íntegramente esa oración, que es e.na verdadera perla: Santísimo Padre nuestro, Creador, Redentor, Salvador, Consolador nuestro. Que estás en los cielos: en los ángeles y en los santos, iluminándofos para que conozcan, porque tú, Señor, eres luz; encendiendo en ellos el amor, porque tú, Señor, eres amor; morando en ellos y llenándolos de felicidad, porque tú, Señor, eres sumo Bien, sin el cual no hay bien alguno. (1{)5) Regula I, c. 3; Opuse., LEMMENS, 28; BoEHMER, 4. (1'06) Regula II, c. 3; Opuse., LEMMENs, 66; BoEHMER, 31. (1-07) ScHNÜRER, Die ursprüngliche Templerregel, Friburgo de Br., 1903, 135. (108) P. EBERHARD HoFFMANN, Das Konvers.eninstitut des Zisterzienseror- dens, Friburgo (Suiza), 1905, 62. (100) Cfr. supra, p. 416. (110) Véase Regula I, c. 22; Opuse., LEMMENS, 55; BoEHMER, 21. (111) MARc., XI, 25; MAr., VI, 9; Luc., XI, 2. (112) Laudes, Opuse., ed. LEMMENs, 119-121; BoEHMER, 71-73. BoEHMER pone la Exposición del Padre nuestro entre las Obras dudosas (Dubia), pero las razones que presenta son completamente insuficientes. ( Analekten, XXX.) En cambio LEMMENs apoyándose en razones internas y extern:;.s tiene la obra por indudablemente rnténtica. (Opuscula, 196 s.)

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