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LA PIEDAD DE SAN FRANCISCO 399 calentarse en su interior, si no sólo podrá pronunciar palabras frías" ( 10 ). Y así como los Frailes van de la oración a la predicación, así de la predicación y del mundo deben lo antes posible volver a la oración. Que así lo hacían en los principios, lo atestigua ya Jacobo de Vitry, diciendo: "Los Frailes Menores para nada se cuidan de cosas terrenas, sino que con ardoroso celo trabajan cada día por apartar de las vani– dades del mundo a las almas que van perdidas. . . De día salen a las ciudades y aldeas, para salvar a los hombres por medio de la vida activa; pero de noche vuelven a sus solitarias habitaciones para entre– garse a la contemplación" ( 17 ). Francisco era el primero en dedicar a la oración la nayor parte de la noche después de trabajar durante el día. Fray Bernardo le observó y vió cómo pasaba toda la noche, con pequeñas interrupciones, alabando a Dios y a la Santísima Vir– gen ( 18 ) y aun asegura Tomás de Celano, que con frecuencia empe– zaba su oración al anochecer y perseveraba en ella hasta la mañana siguiente (1 9 ). No contento con eso, a menudo interrumpía por un tiempo más o menos largo los trabajos apostólicos, para vivir de nuevo del todo entregado a la contemplación en algún eremitorio alejado del mundo. "Había aprendid:::i, dice San Buenaventura, a repartir tan discretamente el tiempo que le había sido dado para merecer, que la mitad de él lo pasaba en trabajos provechosos para el prójimo y la otra mitad lo dedi– caba a la tranquila contemplación. Y así cuando había ;:rabajado por la salvación de los otros, según lo exigían las circunstancias y los lugares, abandonaba las muchedumbres populares y se retiraba a la soledad y al lugar de descanso, para darse más libremente a las cosas de Dios y sacudir el polvo que hubiera podido apegársele en su trato con los hombres" ( 2 º). Sentíase empujado por un poder inexplicable hacia (16) "Dicebat autem: Prius praedicator haurire secretis orationibus debet, quod postea sacris effundat sermonibus; prius intus calescere, quam foris frígida verba proferre." lbíd., n. 163. (17) "Hi autem circa temporalia nullatenus occupantur, sed fervente desi– derio et vehemente studio singulis diebus laborant, ut animas, quae pereunt, a saeculi vanitatibus retrahant ... De die intrant civitates et v]las, ut aliquos lucri faciant operam dantes actioni, nocte vero revertuntur ad· eremum ve! loca solitaria vacantes contemplationi." Epist. data Ianuae, a. 1216, en BoEHMER, Analekten, 98. (18) "Videbat eum tota nocte orantem, rarissime dormientem, laudantem Dominum et gloriosam Virginem matrem eius." THoM. CEL· I, n. 24. (19) "Si sero incipiebat, vix mane finiebat." lbíd., n. 71. (20) S. BoNAv., c. 13, n. l. Cfr. THoM. CEL. I, n. 71: "Eligebat proinde frequenter solitaria loca, ut ex toro animum in Deum posset dirigere, nec tamen pigritabatur, cum tempus esset opportunum, se negotiis ingerere ac saluti libens intendere proximorum."

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