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XVIII. LA PIEDAD DE SAN FRANCISCO ''EN Francisco e.ncuentra su más clara y poderosa expresión la piedad de la Edad Media", ha dicho Adolfo Harnack ( 1 ). Y Enrique Tilemann le da la razón diciendo: "La piedad de Francisco muestra el tipo de la religiosidad medioeval en toda su perfec– ción" (2). Cuando hasta autores no católicos piensan de esta manera, es señal que la piedad era lo principal, el centro, el meollo de los ideales de San Francisco. Pues, ¿cómo es, preguntará alguno, que sólo ahora y en un solo capímlo se habla de ella? A este reparo quiero responder, preguntando a mi vez: ¿Qué falta hace hablar ahora de propósito sobre la piedad de Francisco, siendo así que todo el libro ne trata más que de ella? Piedad es la dirección del hombre todo entero hacia Dios; piedad cristiana es seguir, imitar y copiar al Hombre-Dios Jesucristo; la pie– dad tal como la entendieron los Fundadores de órdenes religiosas antes de Francisco, es una forma más alta de este seguimiento, imitación y copia del Salvador, ya que el monje además de los preceptos observa también los consejos del Evangelio. De esta piedad se distinguió la piedad del Santo de Asís en cuanto que éste quiso cumplir perfecta– mente todo el Evangelio según el espíritu y según la letra, y hacerse en un todo semejante al Redentor no sólo en su vida oculta y contem– plativa, sino también en la pública y activa. Esto fué lo específico en su ideal de piedad. Vida activa o contemplativa, era el dilema que se ponía hasta entonces; vida activa y contemplativa declaró Francisco, suprimiendo la antítesis en la unidad superior de una completa imita– ción de Cristo, Servir al prójimo por amor de Cristo, ejercitando las obras de misericordia y de apostolado era el cenit de SL piedad. Así la vida en toda su extensión se convierte para Francisco en piedad reli– giosa. Al ir recorriendo los ideales de este hombre únicamente piadoso parece como que hemos caminado por los pórticos c:e una soberbia· catedral admirando sus bellezas. Sólo nos resta entrar al íntimo san- (1) Dogmengeschichte, III, 3 ed.. Friburgo de Brisgovia, 1897, 380. ( 2 ) Studien zur lndividualitat des Franziskus von Assisi, Leipzig-Berlín, 1914, 213. 395
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