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i92 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS firmes en ésta como en otras cuestiones, en su rigorismo extremo; dejaron decaer cada vez más también los estudios de Teología y el apostolado, se rebelaron contra la Orden, contra el Papa y contra la Iglesia y perecieron en su fanatismo (1317-1318). San Buenaventura, el "segundo fundador de la Orden franciscana", igualmente grande como santo y como sabio, había señalado hacía ya mucho tiempo el verdadero puesto que debía ocupar la ciencia en la Orden bajo el estado de cosas que se babia introducido desde la muerte de San Francisco. En frente de las impugnaciones de fuera y de los excesos de los laxistas y de los rigoristas de dentro traza las siguientes líneas directivas para los estudios de sus hermanos de religión: l. - El estudio de !.a Teología o de la Sagrada Escritura es, en aten– ción al apostolado, un deber impuesto a los Frailes por su misma voca– ción. "Como la Orden, advierte San Buenaventura, por su profesión regular está obligada a predicar y confesar y esto requiere el conoci– miento de la Sagrada Escritura, es necesario que tengamos estudio y maestros de Sagrada Escritura" (1 49 ). Y en otro lugar: "Estos Frailes pobres se dedican a salvar las almas de sus prójimos; pero no pueden ha– cer esto sin la ayuda de la Escritura y no pueden tampoco entender a perfección las Sagradas Escrituras, si no es por medio del estudio de la Teología, que consiste en leer, meditar, orar, contemplar, escuchar, discutir y predicar el texto de la Escritura. Por eso, están obligados a esa actividad intelectual de los estudios, la cual a causa de su difi– cultad absorbe al hombre todo entero y a causa de su sublimidad so– brepasa toda ocupación corporal" (1 50 ). Aun cuando los Frailes se den a otras ciencias, ''nunca deben alejarse demasiado de su casa pa– terna, que es la Sagrada Escritura" ( 151 ) y cuando emplean esas cien– cias en la Teología, siempre ha de ser con medida. "No hay que echar tanta agua de filosofía al vino de la Sagrada Escritura, que el vino se convierta en agua, lo cual sería un milagro bien desgraciado. Cristo convirtió el agua en vino y no al revés" ( 152 ). 2. - Con todo, está justificado y mandado el estudio de la Filosofía y de las ciencias profanas en interés de la Teología y del apostolado. San Buenaventura reprueba el que algunos Frailes pierdan el tiempo en estudios vanos e inútiles o cultiven las ciencias profanas nada más que por sí mismas (1 53 ). Dice que las disciplinas filosóficas son admi– sibles solamente en cuanto que son medios auxiliares para fa Teología, preparan para la Teología, ponen por fin a la Teología y por este (149) Determ. quaest., pars., I, q. 3, Opera, VIII, 339. (150) Apologia pauperum, c. 12, n. 13; Opera, VIII, 320. (151) Collatio XVII in Hexaemeron, n. 25; Opera, V, 413. (152) Collatío XIX in Hcxaemeron, n. 14; Opera, V, 422. (153) Epist. de tribus quaest., n. 12 s.; Opera, VIII, 335.

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