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SAN FRANCISCO Y LA CIENCIA 391 los Espirituales contra los estudios profanos ( 145 ) que en lo sucesivo fué tomando forma cada vez más aguda y por fin contribuyó, como un factor poderoso, a la definitiva separación de los Celantes del resto de la Orden. Los Espirituales de los primeros tiempos sólo se quejaban del des– medido estudio de la filosofía y de las demás ciencias en general, con menoscabo de la piedad y del espíritu de oración. Así el general de la Orden, Juan de Parma (1247-1257) hace resaltar con mucha energía que el edificio de la Orden descansa sobre dos muros, la virtud y la ciencia; únicamente se queja (aludiendo a la forma dialéctica de tratar las verdades teológicas), de que han levantado "más arriba que los cielos" el muro de la ciencia, al paso que han hecho muy bajo el muro de la virtud ( 14 G). Pedro Juan Olivi lamenta asimismo la demasiada importancia dada a la Filosofía, concediendo sin embargo que el estu– dio de la misma puede muy bien armonizarse con el ideal franciscano, con tal que la ciencia profana se ponga al servicio de la Teología y no se mate el espíritu de la oración ( 147 ). Pero los posteriores, extremos Espirituales y en especial Angel de Clareno y Ubertino de Casale condenaron los estudios filosóficos en general, pretextando que en tiempo de San Francisco no los hubo (1 48 ). Olvidaban por completo, que las cosas habían cambiado entretanto; la filosofía griega había sido penetrada de la fe cristiana; apoyándose en la filosofía aristotélica había tomado la ciencia eclesiástica un desarrollo verdaderamente maravilloso; los más ilustres y santos varo– nes se dedicaban a la Escolástica, la cual ciertamente no era concebible sin Aristóteles; la Iglesia guardaba la ciencia escolástica como la niña de sus ojos, y el mismo Francisco, el hijo más obediente de la Iglesia, acomodándose a las circunstancias que habían cambiado, se hubiera mostrado conforme con ella. Solamente los espirituales se mantenían tempore non legantur, sed alibi et ab aliis, ubi fuerit opportunum; seculares autem ad huiusmodi lectiones nullatenus admittantur. Nec ratione huiusmodi studii ab humilitatis obsequiis et divinis officiis eximantur, parcatur tamen iuvenibus a discursu." EHRLE, Die altesten Redaktionen der Generalkonstitutio– nen des Franziskanerordens, en: Archiv, VI, 108. Cfr. FELDE::t 1 o. c., 462-466 (trad. francesa, 477-481). (145) FELDER, o. c., 463 (trad. franc., 478). ( 146 ) "Curo ex duobus parietibus construatur aedificium Ordinis, scilicet moribus bonis et scientia, parietem scientiae fecerunt ultra caelum et caelestia sublimem, in tantum ut quaererent, an Deus sit; parietem vero moruro permi– serunt ita bassum esse, ut pro laude magna dicatur de fratres: «securus horno est»; unde non convenienter videbantur aedificare." THoM. DE EccLEsr., De adventu Min. in Angliam., col!. XIII, p. 92. ( 147 ) Ei-rnLE, Petrus Johannei Olivi, J"ein Leben und seine Schriften, en: Archiv, III, 480 s., 503 s. (148) ANGELus, Ex:positio, 214; UnERTINus, Rotulus, 111.
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