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386 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS constituciones de la Orden, publicadas en. el Capítulo General de Nar– bona en 1260. En ellas se permite que los religiosos tengan a su uso privado los libros necesarios y que los lleven consigo de un convento a otro y aun de una Provincia a otra; pero se exige que para ello obtengan el permiso de su Ministro Provincial y que después de la muerte del Fraile respectivo los libros sean de nuevo enviados a la Provincia Madre (1 25 ). Ser pobre significaba para Francisco (1 26 ) no sólo renunciar a los bienes materiilles, sino también no engrefrse por los bienes intelec– tuales, a la vez que uno se despoja de lo "mío y tuyo" regular y pu– rificar el egoísta "yo'' por medio de la humildad y simplicidad. Hemos visto ya cómo estas dos virtudes fueron practicadas por los sabios franciscanos y dieron a la ciencia franciscana un sello caracterís– tico ( 127 ). Con eso se muestra cuán noblemente y con cuánta ampli– tud de miras pensaba Francisco sobre la armonía entre la humildad y la ciencia, cuán lejos estaba de sacrificar la humildad por la ciencia o la ciencia por la humildad, al contrario- cuán firmemente conven– cido estaba de que la verdadera humildad favorece a la legítima cien– cia y de que la ciencia verdadera' hace humilde, sencillo, modesto. Pero tampoco basta todavía el despojo de sí mismo y del mundo por la humildad y la pobreza. Francisco quiere que los Frailes, que estudian, estén unidos con Dios por la práctica de la piedad. El pre– cepto que impone en la Regla a los Frailes que trabajan, vale natu– ralmente para aquellos en particular, que se ocupan en el trabajo in– telectual: "Los Frailes a los cuales el Señor dió gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente de tal manera que echada fuera la ocio– sidad que es enemiga del ánima, no maten el espíritu de la santa ora- dentes baiulantes." MATHAEI PARIS. Historia Anglorum, ed. Mon. Genn. hist. Script., XXVIII, 397. Sin embargo podría pensarse ante todo en el Breviario que los Frailes llevaban consigo. (125) "Nullus frater libros scribat vel scribi faciat ad vendendum, nec mi– nister provincialis audiat habere vel retinere aliquos libros absque licentia generalis ministri, nec aliqui fratres accipiant vel habeant absque licentia suorum provincialium ministrorum. Et nulla biblia emenda precium 20 librarum turo– nensium excedat. Si contingat aliquem fratrem transferri de una provincia ad aliam ad morandum, libros ei concessos ad usum possit habere; post mortem vero suam libri scripti vel empti de eleemosina ad illam provinciam revertantur, ad quam dicta eleemosina pertinebat; et ad hoc fideliter faciendum ministri firmiter, in quorum provinciis decesserit, teneantur. . . Nullus libros aliquos retineat sibi assignatos, nisi sint totaliter in ordinis potestate, quod libere per ministros dari valeant et auferri." Die a/testen Redaktionem der Generalkons– titutionem des Franziskanerorden, ed. EHRLE, Archiv für Lit. u. K.irchengesch., VI, 111. (126) Cfr. supra, c. VIII, sobre la "humildad". (127) Cfr. supra, pp. 179, 211.
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