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374 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS les ingleses procuraban sobremanera conservar en todo la suma sim– plicidad y pureza de conciencia, sin embargo eran tan celosos en oír la ley divina y en los ejercicios escolásticos, que no reparaban en ir todos los días a las escuelas de Teología, con los pies descalzos, sin arredrarse por el rigor del frío ni por el mucho barro ni por las grandes distancias" ( 68 ). Sin duda que entonces no en todas las provincias de la Orden sería tan grande el celo por las ciencias y el adelantamiento en ellas; pero con los rapidísimos progresos que hizo el estudio en las órdenes men– dicantes durante el siglo xm, se elevó muy pronto en todas partes el nivel intelectual de los Frailes destinados al oficio de la predicación ( 69 ). Como consecuencia del estudio, se desenvolvieron también, según se desprende de lo que llevamos dicho, los estudios o escuelas de la Orden. Hasta el tiempo en que se redactó la Regla definitiva, los Frailes no contaban más que con el estudio privado; pero pronto acu– dieron a los cursos teológicos dentro de sus conventos o fuera de ellos. El primer maestro de la Orden nombrado por San Francisco fué San Antonio de Padua (7º), a quien el Fundador de la Orden invistió del encargo de enseñar en el mismo año en que se compuso la Regla bulada ( 71 ). Para dar a conocer el respeto que tenía al maestro de Teología, le escribió con este sobreescrito: "A Fray Antonio, mi obispo" ( 72 ). También en otras partes aparece con frecuencia el extra– ordinario aprecio que el Santo hacía de los sabios. Con ocasión de su viaje a Oriente en 1219 refiere Jordán de Giano en su Crónica: "Por– que Fray Pedro (Catanii) era un varón sabio y noble, el bienaven– turado Francisco en su cortesía le llamaba siempre «señor» (no her- (GS) "Licet autem fratres summae simplicitati et conscientiae puritati summo– pere studerent in omnibus, in audienda tamen lege divina et scholasticis exer– citiis ita fuerunt ferventes, ut scholas theologiae, quantumcumque distarent, adire quotidie nudis pedibus in frigoris asperitate et luti profunditate non pigritaren– tur." Ibíd., 33. (69) Cfr. FELDER, l. c., pp. 380-546 (trad. fr. 395-559). ( 7 '0) Véanse las pruebas en FELDER, l. c., 135-141 (trad. fr., pp. 144-149). (71) Según la Chronica XXIV Generalium (ed. Analect. franc., III, 132) el nombramiento se hizo por medio de la carta siguiente: "Carissimo meo fratri Antonio frater Franciscus salutem in Christo. Placet mihi quod sacram theolo– giam legas fratribus, dummodo propter huiusmodi studium, sanctae orationis et devotionis spiritum non exstinguant, sicut in Regula continetur. Vale." Exacta– mente igual aparece la carta en Fray NrcoLÁS GLASSBERGER (Chronica, ed. Anal. fran., II, 34); en cambio, PEDRO RoDOLFO DE TossrGNANO ( Historiarum seraphicae religionis libri tres, lib. 1, Venetiis, 1586, p. 78) y otros autores desde el siglo XV dan un texto algo distinto. El tenor de la carta no es, pues, cierto, pero sí es cierto, según ToMÁS DE CELANO (véase la nota siguiente) que Francisco escri– bió realmente a San Antonio. (72) "Fratri Antonio episcopo meo." THOM. CEL. II, n. 163.

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