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372 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS de la predicación sólo aquellos Frailes "que estén instruídos en la sa– grada Escritura" ( 58 ). Como se trata de la aprobación para la predi– cación de la Escritura, se exige, como es muy natural, el estudio de la Escritura y el certificado sobre la Teología. En conformidad con esto hay que apreciar también la amonesta– ción, con que termina el citado capítulo de la Regla: "Amonesto y exhorto a los mismos Frailes que en la predicación que hacen sean examinadas y castas sus palabras, a utilidad y edificación del pueblo, anunciándoles los vicios y virtudes, la pena y la gloria con brevedad de sermón; porque palabra abreviada hizo el Señor sobre la tie– rra" ( 59 ). Sobre esto advierte Rogerio Bacón en su estilo humorístico y no sin dirigir algunas punzadas al método "porfiriano" de predica– ción ( 6 º): "Muchas cosas necesarias para la salvación del alma son fáciles de comprender, como la inteligencia de las virtudes y de los vicios, la gloria del cielo, y la pena del purgatorio y del infierno. Sobre estas materias saben mucho no solamente los religiosos, como teólogos, sino también todos los clérigos y legos y mujerzuelas. Pues cada hombre tiene en su corazón un libro grande sobre los vicios, que él mismo comete desde la juventud y que ve cometer a otros. Y asi– mismo tiene también un conocimiento semejante de las virtudes. Así es que hasta los aldeanos y las mujerzuelas no sólo entre los cristianos sino también entre los sarracenos y otros infieles saben hablar persua– sivamente sobre las virtudes y vicios, sobre la pena y la gloria. Ade– más los cristianos, acostumbrados a la enseñanza de la Iglesia, tienen un extenso conocimiento de lo que es necesario para alcanzar la felici– dad. Por eso no es difícil para las órdenes religiosas (de Mendican– tes), que estudian, el hablar al pueblo sobre las virtudes y los vicios, la pena y la gloria; tanto más cuanto que en el texto de la sagrada Escritura hay muchas cosas fáciles de entender para el hombre, que sabe leer y estudia en los Santos Padres" ( 61 ). Pero el texto de la Regla en cuestión no debe limitarse, según lo que dejamos dicho, exclusivamente al sermón moral, aunque a la letra sólo se menciona éste, sino que incluye también el sermón práctico de la Escritura ( 62 ) y exige por lo mismo un conocimiento correspon– diente de la Escritura y de la Teología. Y es que a fines del siglo xn y principios del xm también la Teología, al igual que la predicación, (58) "Fratres in sacra Pagina eruditos examinare ac approbare et eis officium praedicationis, Deum habendo prae oculis committere valeant." Bula Probi– bente Regula, de 12 de diciembre de 124·0. Bullar. francisc., I, 287, n. 325. (59) Regula II, ibídem. (60) Cfr. supra, pp. 351-352. (61) RoGERI BAcONIS Comp.endium studii philosophiae, c. 5, ed. BuEWER, 427. (G2) Cfr. supra, pp. 347-348.
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