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370 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS ella ordenaciones expresas acerca del estudio. Ninguna de las órdenes antiguas había organizado los estudios por su Regla ( 46 ); no lo hizo ni el mismo Santo Domingo, que desde un principio tanta importancia dió al estudio ( 47 ). Así es que Francisco por de pronto regula en gene– ral la ocupación de sus Frailes, bien fueran clérigos o legos: "Los Frailes, a los cuales el Señor dió gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de tal manera que echada fuera de sí la ociosidad que es enemiga del alma no maten el espíritu de la santa oración y devoción, al cual las otras cosas temporales deben servir" ( 48 ). Que con esto quería obligar a los clérigos al trabajo intelectual lo mismo que a los legos al trabajo manual, lo hemos demostrado en otro lugar ( 49 ). Esto resulta además evidente por otro precepto de la Regla, que dice: "Los que no saben letras, no se cuiden de aprenderlas" ( 5 º) con otras palabras, los hermanos legos no deben estudiar. Tal fué siempre la máxima de San Francisco: ya al principio les dió solamente un breviario de legos, que puede ser rezado aún por analfabetos; llegó hasta prohibirles leer el Salterio ( 51 ) y nunca permitió que un her– mano lego se diera al estudio de las ciencias. Todos, tanto clérigos (46) Véanse las pruebas en FELDER, Gesehiehte der wissensehaftliehen Stu– dien, 74-76 (trad. fr. 82-84). (47) Como es sabido, Domingo adoptó sencillamente la Regla de San Agus– tín, la cual no da ningún lugar a los estudios. Pero muy pronto, en vida aún del Santo Fundador, se dieron para los Frailes Predicadores ordenaciones muy precisas acerca de los estudios (Fr. HuMBERTus DE RoMANis, De eruditione praedieatorum, Maxima Bibl. PP., XXV, 631, F, y sobre todo DENIFLE, l. c., 187) a las cuales se ajustaron las disposiciones relativas a este particular, que se hallan en las más antiguas constituciones conocidas de Frailes Predicadores, del año 1228. (DENIFLE, l. c., 194, 197, 222, 223). (48) Regula II, c. 5, Opuse., ed. LEMMENS, 68; BoEHMER, 32. (49) Véase más arriba, p. 143 ss. Las más antiguas Constituciones de la Or– den, redactadas cuando aún vivían los últimos discípulos de Francisco, in– terpretan el cap. 5 de la Regla del modo siguiente: "Cum Regula dicat, quod fratres, quibus dedit Dominus gratiam laborandi, laborent fideliter et devote, ordinamus quod fratres tam clerici quam laici compellantur per suos supe– riores in scribendo, studendo et aliis laboribus sibi competentibus exerceri." (P. EHRLE, Die a/testen Generalkonstitutionem des Franziskanerordens, en: Arehiv für Lit.-und Kirehengeseh., IV, 104). "Quia igitur quidam Fratrum gratiam habent laborandi spiritualiter, quidam vero corporaliter, omnibus dans regulam generalem, dicit, ut unusquisque gratia sua utatur." S. BoNAV., Expo– sitio Regulae FF. Min., c. 5, n. 4, Opera, VIII, 420. Cfr. ídem, De perf. evang., q. 2, a. 3, n. 16, Opera, V, 166. (5-0) "Et non curent nescientes litteras litteras discere." Regula II, c. 10, ed. Opuse. ed. LEMMENS, 72; BoEHMER, 34. (51) "Fratri laico volenti habere psalterium, et ab eo licentiam postulanti, cinerem pro psalterio obtulit." THOM. CEL. II, n. 195. Con más pormenores refieren esta anécdota el Speeul. perfeet., c. 4 y UBERTINO DE CASALE, Deelaratio, ed. EHRLE, Arehiv., III, 177.

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