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364 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS y podía aplicar esa misma expresión a la totalidad de sus primeros compañeros (7), a pesar de que muchos de ellos en modo alguno carecían de instrucción para aquel tiempo ( 8 ). De hecho Francisco en su juventud había aprendido por lo menos a leer y escribir ( 9 ), poseía en parte el francés ( 1 º) y el latín ( 11 ) y estaba familiarizado con la poesía y música del Duocento. Poseía pues la formación, que solía darse a los hijos de los grandes comerciantes ( 12 ). Más tarde durante su vida religiosa procuró aumentar estos limita– dos conocimientos no sólo por la oración sino también por medio del estudio (1 3 ). Cuando se sentía abatido, cuando el dolor o la enfer– medad amenazaba robarle la alegría de espíritu, recurría siempre a la lectura de la sagrada Escritura, también del antiguo Testamento, y en ella encontraba siempre de nuevo la deseada luz, descanso, paz y ale– gría ( 14 ). También en otros tiempos le gustaba leer los libros sagra– dos y lo que una vez había penetrado con su espíritu lo imprimía en su corazón de un modo imborrable. Y como rumiaba en continua meditación lo leído y oído, su memoria le servía de librería.. Este método de aprender tan opuesto al prurito de leer mucho juzgaba él la manera más segura de ilustrar su inteligencia. Para profundizar los conocimientos adquiridos, a menudo discutía con los suyos cues– tiones controvertidas y si bien le faltaba la habilidad en el lenguaje científico, resaltaba tanto más la agudeza y superioridad de su inteli– gencia (1 5 ). "Allí donde otro no llega al fin, a pesar ae su formación (7) "Et eramus idiotae et omnibus subditi." Test. Opuse., ed. LEMMENS, 79; BoEHMER 1 37. (8) Por ejemplo Fr. Silvestre (THoM. CEL. II, 109), Fr. Pedro Catanii (loRD. A !ANO, 11. 11 S.). (9) THOM. CEL. I, n. 23; S. BoNAV., c. 15, n. 5. ( 1 0) THOM. CEL. I, n. 16; II, 13, 27. Verdad es que "en aquel tiempo el francés y el italiano eran poco más que dialectos de una lengua materna común, de modo que su uso era corriente aun entre las clases bajas del pueblo". M.(AR– GARITA) L.(1scow), Der !Jl. Franziskus (Noticia sobre RAFFAELE MARIANO, Fran– cesco d'Assisi, alcuni dei suoi piú recenti biografi), Preussische Jahrbücber, t. 87 (1897), 288. (11) THOM. CEL. I, n. 22. (12) Véase sobre esto EMIL MrcHAEL, Gescbichte des deutschen Volkes seit dem 13 Jahrhundert, I, 3 ed., Friburgo de Brisgovia, 1897, 229 s. (13) Fundándose en el dicho de un testigo de vista, que aun vivía, declara SAN BUENAVENTURA ( Epístola de tribus quaestionibus ad Magistrum innomhza– tum, Opera, VIII, n. 10): " ... Cum paucas litteras sciret, postmodum in litteris profecit in ordine, non solum orando, sed etiam legendo." (14) "Infirmanti sibi et undique pervaso doloribus dixit aliquando socius eius: Pater, semper ad Scripmras confugium habuisti, semper illae tibi dolorum praebuere remedia. Fac, oro, et nunc tibi de prophetis aliquid legi." TnoM. CEL. II, n. 105. (15) "Legebat quandoque in sacris libris, et quod animo semel iniecerat, inde-
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