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322 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS se alegró de su martirio lo mismo que si este honor y esta dicha le hubiera cabido a él mismo. "Ahora sé, exclamó al recibir la noticia, que tengo cinco verdaderos Frailes Menores." Y vuelto en dirección del reino de Portugal, saludó y bendijo el convento de Alenquer, del cual habían partido los mártires ( 92 ). Inflamado con el ejemplo y milagros de los mártires de Marruecos, un noble portugués, Don Fer– nando, que fué después San Antonio de Padua, se resolvió también en 1220 a ingresar en la Orden de Menores y a emprender la misión entre los sarracenos de África ( 93 ). Un año más tarde (1221) partieron los Frailes Daniel, Samuel, Domno, León, Hugolino, Nicolás y Ángel con la bendición de San Francisco hacia el Sultanato de Marruecos, y en la península de Ceuta derramaron su sangre por amor de Cristo ( 94 ). Con todo, el resultado de estas y otras innumerables víctimas era muy escaso. El Cardenal Jacobo de Vitry, que vió a los Frailes tra– bajar entre los infieles, nos refiere: "Los sarracenos admiran la humil– dad y perfección de los Frailes Menores, y aun los acogen con ánimo agradecido y les dan el sustento, cuando van entre ellos predicando sin temor. . . Escuchan su predicación sobre la fe de Cristo y la doc– trina evangélica, hasta que en la predicación los Frailes contradicen al falso y pérfido Mahoma. Pero desde aquel punto azotándolos cruelmente los arrojan de las ciudades" ( 95 ). Esta desconsoladora experiencia, que desde entonces ha venido confirmándose durante siete siglos, pesaba ya sobre los grandiosos principios de las misiones fran– ciscanas entre los sarracenos; sólo en rarísimos casos se convierten los musulmanes. Por eso los misioneros franciscanos fueron volviéndose cada vez más a los demás infieles. Ya pocos años después de la muerte de San Francisco desarrollaron una provechosísima actividad en muchos paí- mártires de la Orden y añade que había sido ya presentada a San Francisco. KARL MüLLER (Die anféinge des Minoritenordens, Friburgo de Brisgovia, 1885, 204-210) publicó el relato de un testigo ocular del martirio. En Anal. franc. (III, 579-596) fué publicada otra relación del martirio, compuesta algo más tarde. (92) WADDINGo, Annales Minorum, ad a. 1220, n. 38. (93) Vita primitiva S. Antonii, c. 4-5, e. L. DE KERVAL, p. 29-34. (94) Acta SS., Octobris, t. VI, 378-392. (95) "Non solum autem Christi fideles, sed etiam Sarraceni et obtenebrati homines eorum (fratrum Minorum) humilitatem et perfectionem admirantes, quando causa predicationis ad ipso intrepidi accedunt, grato animo necessaria providentes, libenter recipiunt... Sarraceni autem omnes predictos fratres Mino– res tam diu de Christi fide et evangelica doctrina praedicantes audiunt, quousque Machometo tanquam mendaci et perfido in predicatione sua manifeste contradi– cunt. Ex tune autem eos verberantes et, nisi Deus eos mirabiliter protegeret, pene trucidantes de civitatibus suis expellunt." lAc. VrTRIAC., Historia orienta/is, lib. II, c. 32, en BoEHMER, Analekten, 104-105.

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