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28 I LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASIS Esta primitiva Regla franciscana no ha llegado desgraciadamente hasta nosotros. Sabemos sin embargo que constaba únicamente de un pequeño número de textos evangélicos, a los cuales Francisco añadió algunas instrucciones, que eran indispensables, según lo afirma él mismo: "El Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio; y yo en pocas y sencillas palabras lo hice escribir y el Señor Papa me lo confirmó" ( 30 ). Tomás de Celano precisa esa noticia diciendo: "Viendo el bienaventurado Francisco que Dios nuestro Señor iba de día en día acrecentando el número de sus Frai– les, escribió para sí y para sus hermanos tanto presentes como futuros una forma de vida y regla, sirviéndose principalmente de las pala– bras del santo Evangelio, cuya perfecta observancia únicamente anhe– laba. Sólo añadió otras pocas reglas que eran de todo punto nece– sarias para el buen orden de su piadosa vida" ( 31 ). San Buenaven– tura hace resaltar aun con más claridad, que la observancia del santo Evangelio era el fundamento inconmovible de esta primitiva Regla franciscana y que sólo se hicieron algunas pocas adiciones, que pare– cían necesarias para la uniformidad en la vida común ( 32 ). Cuáles precisamente fueran aquellas prescripciones, no lo sabemos; lo que hay de cierto es que entre los textos evangélicos que formaban la parte principal de la Regla primitiva, se encuentran los pasajes en que Cristo enviaba a sus discípulos a predicar penitencia y el reino de los cielos ( 33 ) y aquellos en que les imponía la perfecta pobreza y renuncia del mundo ( 34 ). Estas brevísimas constituciones eran suficientes para los primeros tiempos, en que el número de discípulos era pequeño y reducido su ( 3 º) Testmnent., Opuse., BoEHMER 37, LEMMENs 79. (31) THOM. CEL., I, n. 32; Tres Socii, n. 51, y JuuÁN DE EsPIRA, ed. VAN ÜRTROY, Il. 21. (32) "Cernens autem famulus Christi paulatim accrescere numerum fratrum, scripsit sibi et fratribus suis simplicibus verbis formulam vitae, in qua, sancti evangelii observantia pro fundamento indissolubili collocata, pauca quaedam alía inseruit, quae ad uniformem vivendi modum necessaria videbantur." S. IloNAV., c. 3, n. 8. (33) THoM. CEL., I, n. 22. (34) THoM. CEL., l. c.; Tres Socii, n. 29. Los ensayos de reconstrucción de la primitiva Regla franciscana no han dado todavía resultados satisfactorios. Parece, sin embargo, que la reconstrucción propuesta por VLASTIMIL KYBAL (Die Ordensregeln des hl. Franz von Assisi, Leipzig, 1915, 1-16) se acerca bas– tante al texto original (cfr. F. X. SEPPELT, en Historisches Jahrbuch, XXXVI, 1915, 877-879). En cambio, las propuestas por KARL MüLLER (Die Anfange des M.inoritenordens, Friburgo de Brisgovia, 1885, 4 s., 185-1'88), H. BoEHMER (Analekten zur Gescbichte des Franziskus von Assisi, Tubinga, 1904, LV, 88 s.) y F. CuTHBERT, o. M, c. (The primitive Rule of S. Francis, en "Life of St. Francis of Assisi", Londres, 1913, ap. 1, pp. 393-403) son seguramente demasiado extensas. Véase el P. DoM. MANDIC., l. c., 46 ss.
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