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OBRA DE PAZ DE SAN FRANCISCO 297 cisco esperaba hacerles cambiar de camino, para lo cual se dirigió a su ciudad y comenzó a predicar. El pueblo acudió en masa, pero los caballeros habían formado el proyecto de estorbar al apóstol de la paz, para lo cual organizaron un pomposo torneo haciendo en él tanto ruido, que apenas dejaban oír al predicador. Éste entonces se dirigió a los perturbadores de la paz y con ardiente celo dijo: "¡Oh desgra– ciada locura de los hombres miserables, que ni pensáis ni teméis el juicio de Dios! Oíd pues lo que el Señor os anuncia por mí, pobrecillo. El Señor os ha ensalzado sobre todos los que viven en vuestro derredor, por lo cual deberíais ser más benignos con vuestros vecinos, y más agradecidos a Dios; pero muy al contrario sois ingratos a la gracia y con mano armada acometéis a vuestros vecinos, los matáis y saqueáis. Yo os digo, no quedará esto sin venganza, sino que para más grave castigo Dios os precipitará en una guerra civil, de modo que en mutua contienda os atacaréis unos a otros. La indignación de Dios os ense– ñará lo que no os enseñó su dignación." Pocos días después estalló de hecho la lucha entre ellos. La democracia reclamó sus derechos con la fuerza de las armas; el pueblo se enfureció contra los caballeros, y a su vez los señores de la nobleza blandieron sus espadas contra los peque– ños ciudadanos, llegándose al fin a una matanza tan horrible, que hasta los pueblos vecinos tuvieron compasión de la desgraciada ciudad, por la cual habían sido ofendidos ( 25 ). Muy otro fué el resultado que obtuvo en Bolonia la misión de paz del Santo. Las familias nobles de esta ciudad sostenían entre sí desde hacía mucho tiempo una guerra a muerte. Su rivalidad había ya traído con frecuencia horrososos derramamientos de sangre y parecía que los partidos opuestos no iban a reconci:iarse jamás. En la fiesta de la Asunción de María de 1222 apareció Francisco ante el pueblo reunido. Casi toda la ciudad se hallaba congregada en la plaza del Consejo. Fran– cisco anunció el tema con estas palabras: Los ángeles, los hombres, los demonios. Pero de hecho trató todo el sermón sobre la necesidad de deponer las enemistades y volver a concluir alianzas de paz. Habló sobre esto con tal unción y persuasión, que no sólo todo el pueblo se dejó arrastrar del entusiasmo, sino que también las irreconciliables familias feudales se reconciliaron entre sí ( 26 ). (25) " ... Deveniens ergo Perusium populo congregato incipit praedicare; cum– que milites in equis, ut assolet, currerent et in ludis militaribus arma tenentes verbum Dei praepedirent... saeviunt in milites populares, et verso gladio nobiles in plebeios; ultimo tanta immanitate certatum est, quod etiam vicini, quos offen- derant, condolebant." THoM. CEL. II, n. 37. , (26) " ... Tota verborum eius discurrebat materies ad extinguendas inimicitias et ad pacis foedera reforma::ida ... Sed tantam Deus verbis illius contulit effica– ciam, ut multae tribus nobilbm, inter quas antiquarum inimicitiarum furor imma– nis multa sanguinis effusione fuerat debachatus, ad pacis consilium reduceren-

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