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SAN FRANCISOO Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA 289 daba dinero., En días de ayuno y de vigilia nunca se ponía a la mesa sin haber antes servido personalmente a todos los pobres. Ponía sus ojos con predilección en los más pobi:;es, a los cuales en consecuencia destinaba limosnas más abundantes. !Tres de ellos por turno se sen– taban diariamente a su mesa al mediodía y a la noche; hacía presentar primero a éstos las viandas, y al marcharse daba a cada uno un regalo. Además de esto mantenía innumerables pobres vergonzantes, fundó hospitales, proveyó a conventos pobres, socorrió a estudiantes faltos de recursos, y como se enterara de que sus cortesanos murmuraban de una generosidad tan inaudita, se contentó con decir: "De una manera o de otra los reyes tienen que hacer gastos excesivos; ahora bien, yo .prefiero dar limosnas por amor de Dios que ser pródigo en cosas mundanas y terrenas. De esta manera por medio de excesos en cosas espirituales se pueden excusar y rescatar los excesivos gastos que con frecuencia hay que hacer para fines mundanos" ( 66 ). No queremos continuar más la lista de franciscanos que se han distinguido como amigos de los pobres, pues no tiene fin. Millones de terciarios han empleado en el transcurso de los siglos sus bienes y su hacienda para socorrer la miseria material en todas sus formas. Pero también son innumerables los individuos de la primera Orden fran– ciscana que renunciaron a toda posesión terrena para enriquecer a los pobres; que vivieron hasta la muerte de trabajo duro y de míseras limosnas, para elevar y santificar la pobreza; que emplearon todos los medios y todo el influjo para aliviar la necesidad de los pobres. Así la historia viene sin cesar confirmando el elogio que ya los contem– poráneos consagraron al Poverello: "Pater pauperum p.auper Fran– ciscus; Francisco pobre, padre de los pobres" ( 67 ). (66) " ... Dicebat eisdem, quod cum oporteret quandoque in expensis excedere, potius eligebat, quod excessus fieret in eleemosynis propter Dominum, quam in saecularibus et mundanis: ut excessus, qui fiebat in spiritalibus, excusaret atque redimeret excessum, quem frequenter opor:ebat fieri in mundanis." S. Ludovici Vita auctore Gaufredo de Bello-loco Regis confessario, c. 3, Act. SS., Augusti, t. V, pp. 548 ss.; n. 27-31. (67) TI-IOM. CEL. I, n. 76.
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