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SAN FRANCISOO Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA 281 dicar, se encontró en el camino con un pobre. Al ver la desnudez del mismo, dijo el Santo emocionado a su compañero: "La miseria de este hombre nos avergüenza en gran manera y es una grave repren– sión de nuestra pobreza." "¿Cómo es eso, hermano?", preguntó el compañero. Y el Santo respondió con voz ahogada por las lágrimas: ny o he escogido la pobreza por mi riqueza, por mi señora, y he aquí que brilla más en éste que en mí. ¿Ignoras acaso que ya ha corrido por todo el mundo la fama de que somos los más pobres de los pobres de Cristo? Pues este pobre nos convence de que no es así" ( 38 ). De esta compasión y porfía con los pobres nacía también el pro– fundo respeto y la amistosa deferencia que mostraba a los mismos. Si bien inculcaba a los suyos que saludaran y trataran con exquisita cortesía y amor fraterno a grandes y pequeños ( 39 ), sin embargo quería que las gentes pobres fueran preferidas a todas las demás. Bien claro era el precepto de la Regla antigua: "Deben gozarse en el trato con personas bajas y despreciadas, con pobres y débiles, con enfermos y leprosos y con los que piden limosna junto a los ca– minos" ( 4 º). Todo esto era para él la cosa más natural, pues claro está que debían ir juntos los pobres, que no podían cambiar su suerte, y los Frailes Menores, que voluntariamente habían elegido la misma suerte. Francisco nunca se hacía la pregunta de si la pobreza de los pri– meros era o no culpable, de si era en realidad tan grande como apa– recía al exterior, de si la sobrellevaba un hombre digno o indigno, ' u otras preguntas semejantes; bastábale ver ante sí la pobreza, para ver al punto ante sí al mismo Cristo, llenando de indecible piedad y compasión al caballero de la pobreza. Por eso no podía sufrir el oír palabras duras, o juicios torcidos sobrei los pobres ( 41 ). Sucedió un día que un Fraile lanzó una pala- • bra injuriosa a un pobre que le pedía limosna, diciéndole: "Mira, no vayas simulando pobreza siendo en realidad rico." Contristóse grandemente Francisco a causa de esas palabras, reprendió por ello ( 38 ) " •.. Magnam verecundiam intulit nobis huius inopia et nostram pauper– tatem plurimum reprehendit ... Pro meis divitiis, pro mea domina, paupertatem elegi, et ecce relucet magis in isto. An ignoras quod per totum mundum insonuit extremos pro Christo nos pauperes esse? Sed aliter se habere, pauper iste con– vincit." TI-IOM. CEL· II, n. 84. (39) Tres Socii, n. 57. ( 40 ) "Et debent gaudere, quando conversantur inter viles et despectas per– sonas, inter pauperes et debiles, infirmos et leprosos et iuxta viam mendicantes." Regula I, c. 9; Opuse., ed. LEMMENs, 37; BoEHMER, 10. ( 41 ) "Molestissimum erat ei, cum alicui pauperi cerneret exprobrari, ve! in aliquam creaturarum maledictionis verbum audiret ab aliquo intorqueri." THoM. CEL. I, n. 76.

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