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278 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS se iban estableciendo fijamente en sus propias casas ( 24 ). Pero con todo los Frailes se sentían aún arrastrados hacia los enfermos. Raz– zardo di Rocca Pazza, señor feudal en la Umbría, convertido por las predicaciones de San Francisco, donó el año 1218 al sacerdote Bono un extenso campo, para edificar en él una gran casa de leprosos con su iglesia. La dirección de la misma fué confiada a los Frailes Me– nores, porque éstos ejercían el más benéfico influjo sobre los enfermos y sobre los que estaban a su servicio ( 25 ). De igual modo habrían quedado los Frailes en muchas partes en estrecha unión con las le– proserías. Solo incidentalmente sabemos que Fray Jordán de Giano era en 1223 en Espira Guardián del Hospital de leprosos y que el Provincial Alberto de Pisa reunió capítulo en aquel mismo lugar ( 26 ). Un año después fué enviado Jordán con algunos compañeros a Erfurt en Turingia para hacer una fundación, y allí se hospedaron en casa del sacerdote que servía el hospital de leprosos, hasta que se hubo edificado un convento para ellos ( 27 ). El mismo año arribaron a Inglaterra los primeros Franciscanos e igualmente encontraron un al– bergue provisional en los hospitales; así en Canterbury y Northamp– ton ( 28 ). Lo mismo debió suceder en muchas partes hacia los últimos años de la vida del santo Fundador. El mismo Francisco poco antes de su muerte, cuando a consecuencia de su enfermedad no podía ya predicar, deseaba volver de nuevo a los leprosos y prestarles los más humildes servicios ( 29 ). Respondiendo a este ardiente deseo del Fundador también sus discí– pulos continuaron en adelante siendo fieles amigos de los enfermos. No tienen número las obras de misericordia espirituales y corporales que durante siete siglos han ejercitado, en hospitales y casas privadas. Miles de franciscanos y franciscanas han muerto al servicio de los leprosos y apest;ados. En especial la Tercera Orden, libre de los im– pedimentos del apostolado y de la clausura, ha desarrollado una gran– diosa actividad social en favor de la humanidad doliente. La más anti- (24) Ya hemos visto que por las mismas razones fué también disminuyendo el traba¡o de los Frailes en casas ajenas. En la Vita B. Christophori de Roman– diola, ed. Anal. franc., III, 161, se dice expresamente que el cuidado de los leprosos tomó en un principio tanta extensión entre los Frailes precisamente porque éstos no tenían aún casas propias. (25) DoN PIETRO PIRRI, San Lazzaro del Valloncello. M.emorie di un grande leprosario francescano nell'Umbria, Perussa, 1915. (2 6 ) El mismo Alberto de Pisa contaba más tarde siendo Provincial de In– glaterra, cómo él en una ocasión había vivido y trabajado con San Francisco en una casa de leprosos. EccLESTON, coll. XIV, p. 106. (27) foRD. A lANO, n. 32, 39. (28) EccLESTON, De adventu FF. Min. in Angliam, c. I y II, ed. LiTTLE, p. 8, 13. (29) "Volebat ad serviendum leprosis redire denuo et haberi contemptui, sicut aliquando habebatur." THOM. CEL. II, 103.

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