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SAN FRANCISCO Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA 275 Pasaba esto por la más grave penitencia que uno pudiera impo– nerse. El Cardenal Jacobo de Vitry escribe sobre este particular (1223-1226): "En medio de la suciedad y hedor de los enfermos, haciéndose violencia a sí mismos sobrellevan por amor de Cristo tra– bajos tan insoportables, que no hay obras de penitencia que puedan compararse con este martirio tan santo y precioso a los ojos de Dios" ( 9 ). Concuerda con esto el testimonio del General de Domi– nicos, Humberto de Romans, cuando afirma que entre muchos miles apenas algunos pocos tenían valor para servir a los leprcsos, tan terri– ble era la enfermedad y tan insoporta~le la impaciencia e ingratitud de los leprosos ( 1 º). Esto lo comprobó Francisco de Asís por propia experiencia. Siendo joven seglar sentía un horror invencible por los leprosos; sólo el pensar en ellos le llenaba de asco; su proximidad le era tan insufrible, que según confesó más tarde solía volver la cara y taparse las narices cuando a dos millas de distancia divisaba una leprosería. Los más abominables monstruos del mundo no le parecían tan horro– rosos como los leprosos. No quiere decir esto que mirara con indi– ferencia su miseria, sino que la repugnancia vencía la compasión y si alguna vez de improviso tropezaba con leprosos, les daba limosna por medio de otra persona, mientras él se alejaba a toda prisa ( 11 ). Así fué hasta el día en que el Señor por primera vez le manifestó que lo había elegido para ser su cab1Ilero. "Desde aquel punto, ad– vierte San Buenaventura, veía cada vez con más claridad en su espí– ritu que el combate espiritual comienza por el desprecio del mundo y que la milicia de Cristo debe empezar con la victoria sobre sí mismo" (1 2 ). Pero por más que estos sentimientos iban tomando fuerza en él, sin embargo no eran ellos capaces de vencer el l:sco y repug– nancia que sentía ante aquellos enfermos horrorosos, hasta que Dios habló a su alma: "Francisco, cambia por lo espiritual lo que hasta (9) Historia occidentalis, c. 29, ed. FRA1'c. MoscH, Duaci, 1597, 338 s. (10) Véase (l. c.) el plan de sermón, de mucho interés para la historia, de HuMBERTO DE RoMANS: Ad Fratres et Sorores in domibus leprosorum. (11) "Consueverat multum horrere leprosos ... In tantum enim, ut dixit, sibi amara fuerat visio leprosorum, ut non solum eos nollet videre, sed nec corum habitaculis propinquare. Et si aliquando contingebat ipsum iuxta domos eorum transire aut eos videre, licet pietate moveretur ad faciendum eis eleemosynam, per interpositam personam, vultum tamen semper avertens, nares suas propriis manibus obturabat." Tres Soc., n. 11. "In tantum namque, ut dicebat, aliquando amara ei leprosorum visio exsistebat ut, cum tempore vanitatis suac per duo fere milliaria eminus ipsorum domos respiceret, nares suas propriis manibus obtu– raret." THOM. CEL. I, n. 17. "Inter omnia infelicia monstra mundi Franciscus naturaliter leprosos abhorrens ... " T1-10M. CEL. II, n. 9. (12) S. BoNAV., c. 1, n. 4.
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