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xm. SAN FRANCISCO y LAS OBRAS DE MISERICORDIA D E lo que hasta aquí llevamos dicho se desprende con claridad que el ideal de fraternidad que Francisco enseñó a sus discípulos con sus ejemplos y con sus palabras, era aquel mismo del que dice San Juan: "Hijitos míos, amemos no con la lengua, sino de hecho y en verdad" (1 ). Este amor al prójimo, manifestado en las obras, que es lo que hoy llamamos caridad cristiana, obras de mise::icordia, estaba muy grabado en el corazón del Santo. Su cualidad de caballero de Cristo era el alma de ese amor; y su terreno principal el cuidado de los enfermos y la solicitud por los pobres. I. El cuidado de los enfermos tomó un grande incremento en tiempo de las cruzadas. Aquel mismo entusiasmo cristiano que movió a innu– merables guerreros a dejar su casa y hogar y a poner en juego su cuerpo y su vida para arrancar a los infieles la Tierra Santa, excitó también a muchas almas a ponerse por completo al servicio de los en– fermos a quienes el Salvador en otro tiempo había consolado y curado con tan tierna misericordia. Así se originaron una infinidad de hospi– tales que eran colmados de limosnas y de bienes, y un gran número de órdenes religiosas y cofradías que se consagraban al servicio de la · humanidad doliente. Este servicio tenía un carácter verdaderamente heroico cuando se trataba de los leprosos. La lepra arábiga, traída ya al Occidente antes de las Cruzadas (2), había venido a ser en poco tiempo una plaga terrible en todos los países. Y seguramente hubiera arrebatado la mayor parte de la población, si los leprosos (gafos, agotes) no hubieran sido separados de la sociedad humana. Debían morar fuera de las ciudades y aldeas y lejos de las vías de comunicación. Sólo por Pascuas y Navi– dad les era permitido venir a las poblaciones y aun entonces debían observar .. con exactitud todo aquello que les había sido ordenado al aislarlos:•'~hacer notar su presencia con la carraca;úmostrar desde lejos con su bastón lo que querían comprar, 'darse a conocer por sus ves- (1) I loAN., III, 18. (2) Véase KuRTH, La lepre avant les Croisades en Occident, París, 1907. 273

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