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1"A FRATERNIDAD FRANCISCANA 269 atraer a los contumaces a la mansedumbre, arrójese él mismo a sus pi1;s y ceda alguna vez de su derecho, para ganar a Cristo el alma del culpable. No cierre las entrañas de misericordia a los que han aban– donado la Orden, como ovejas descarriadas, teniendo en cuenta que deben ser muy fuertes las tentaciones que ocasionan tales caídas" ( 73 ). Cuando dejó de sus manos la dirección de la Orden, hizo a Dios esta oración: "Señor, a ti te recomiendo esta familia, que tú me confiaste. Como ahora a causa de las enfermedades que tú, dulcísimo Señor, sabes, no puedo cuidar de ella, la encomiendo a los ministros. Ellos estén obligados a darte cuenta en el día del juicio, si algún Fraile llega a perderse por su negligencia o por su mal ejemplo o también por una corrección demasiado áspera" ( 74 ). De este modo la idea de la fraternidad corre como hilo de oro por toda la concepción y organización de la Orden franciscana. Desde el principio hasta el fin las relaciones entre un Fraile y otro, entre el superior y el súbdito están animadas de aquel pensamiento evangélico: "Vosotros sois todos hermanos." Más aún. El sol de la caridad franciscana lanzaba sus rayos sobre el mundo entero; Francisco consideraba a todos los hombres como a sus hermanos y hermanas. A todos tenía abierto su corazón, a todos acudía, por todos se preocupaba ( 75 ). Casi siempre que recomendaba a sus propios discípulos la práctica de la fraternidad entre ellos, mez– claba también al mismo tiempo instrucciones, enseñándoles cómo de– bían asimismo amar con amor fraterno a todos los hombres ( 76 ), sin fijarse en si éstos se mostraban favorables al ideal franciscano o si per– manecían hijos del siglo en todo el sentido de la palabra. Prohibió rigurosamente a los Frailes que juzgaran a hombre alguno o que des– preciaran a los que llevan una vida regalada y van cubiertos de llama– tivas, muelles y elegan~es vestiduras. "Dios, les decía, es Señor nuestro y de ellos, y tiene poder para llamarlos a sí y santifica::fos después de llamados." Mandaba 2 sus Frailes que reverenciaran a estos hombres mundanos como a hermanos y señores suyos: como a hermanos, por haber sido creados por el mismo Creador; como a señores, porque ellos hacen posible a los buenos la vida de penitencia, dándoles las cosas necesarias para el cuerpo ( 77 ). (73) THoM. CEL. II, n. 185. (74) Ibíd., n. 143. (75) "Condescendebat lrnmiliter eius animus omnes fovens, omnibus deferens." BERNARD. A BEssA, Lib. de laud., c. 3. (76) Así la Regla I, c. 11, 14, 16; Regla II, c. 3, Opuse., LEMMENs, 40, 42, 45, 67; BoEHMER, 12, 13, 15, 31. (77) "Admonebat etiam fratres, ut nullum hominem iudicarent, neque despi– cerent illos, qui delicate vivunt, et curiose ac superbe et suplcrflue induuntur; nam Deus est noster et ipsorum Dominus, potens ad se illos vocare, et vocatos
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