BCCCAP00000000000000000000714
LA FRATERNIDAD FRANCISCANA 265 pedir perdón a los Frailes por cualquier favor que le hacían, temiendo que se pusieran de mal humor por tener que dedicar a él su trabajo Y su tiempo, en vez de poder trabajar y orar para sí mismos. Enton– ces los consolaba diciendo: "Amadísimos hermanos e hijitos míos, no os cause fastidi<;> el trabajar por mi enfermedad, pues el Señor en este mundo y en el otro os dar~ en vez de mí el premio por todo aquello que ahora no podéis obrar por cuidarme a mí: más aún, con esto adquiriréis mayor ganancia que si hubiérais trabajado para vosotros, pues el que me ayuda a mí, ayuda a toda la religión y a toda la Orden de los Frailes. Y no sólo esto, sino que además podéis decir confiadamente: Por ti estamos gastándonos, pero Dios en lugar de ti será nuestro deudor" ( 56 ). Aún más vivo interés mostraba Francisco por los Frailes que sufrían espiritualmente. Si bien es verdad que los Frailes vivían en una atmós– fera de alegría espiritual casi continua, no por eso estaban libres de tormentas, ya consistieran éstas en pruebas enviadas por Dios o en tentaciones de Satanás o en tribulaciones procedentes del interior pro– pio. Francisco conocía el tormento que producen tales sufrimien– tos ( 57 ), y por lo mismo estaba en disposición de comprenderlos completamente. Por otra parte sabía cuán importantes son la tenta– ción y la prueba para el progreso espiritual y procuraba convencer de ello a los Frailes. A un Fraile que viéndose fuertemente atacado se encomendó a las oraciones del santo, respondió éste: ''Créeme, hijo mío, que ahora te considero con más razón por siervo de Dios; y cuanto más tentado seas, ten por cierto que eres más amado de mí." Y añadió explicándose: "En verdad te digo, nadie debe tenerse por siervo de Dios mientras no haya atravesado tentaciones y tribulaciones. Una tentación vencida es en cierto modo un anillo con el cual el Señor desposa consigo el alma de su siervo. Muchos se glorían de haber acumulado méritos durante muchos años y de no haber sufrido tentacionés. Pero sepan que Dios ha tenido consideración de su fla– queza, viendo que ya antes de entrar en combate habían de sucumbir de terror. El Señor no expone a fuertes batallas sino a aquellos en quienes encuentra virtud perfecta" ( 58 ). (56) Spec. perf., c. 89. (57)" THoM. CEL. II, n. 9. 115-123. (58) "Crede mihi, fili, quoniam magis propterea servum Dei te credo, et quo magis tentatum, magis a me dilectum te noveris. Et subiunxit: Vere dico tibi, nullus se Dei servum reputare debet, quousque per tentationes et tribulationes transierit. Annulus, inquit, quodammodo est victa tentatio, quo Dominus sibi desponsat animam servi sui. Plures sibi de annosis meritis blandiuntur, et nulla sustinuisse tentamenta laetantur. Sed quoniam ante congressum solus eos terror elideret, sciant spiritus sui debilitatem consideratam a Domino. Vix enim obiiciun– tur certamina fortia, nisi ubi fuerit virtus perfecta." THoM. CFL, II, n. 118.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz