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LA FRATERNIDAD FRANCISCANA 261 enviarlos a predicar, con qué ternura los abrazaba y encomendaba a la Providencia divina! ( 33 ). ¡Cómo suspiraba por el momento de volverlos a ver; cómo alababa al Altísimo cuando los veía volver sanos y salvos, y qué fiestas de júbilo eran para él los momentos en que volvían a estar juntos! ( 31 ). ¡Qué llenas de confianza y al mismo tiempo finas eran sus formas sociales! ¡Cómo sabía acomodarse a la cultura, educación y posición de cada uno! ¡Qué ingenua era su mirada, qué dulce su palabra, qué afable su trato, cuán amable todo su compor– tamiento! ( 35 ). La caridad le empujaba también a prestar ayuda y hacer servicio a sus Frailes siempre que se presentaba la ocasión. Recordemos cómo una noche hizo poner la mesa para un Fraile hambriento y compartió con él la comida, para que el pobre no tuviera reparo en comer (M). Cada deseo de los suyos era para él un mandato que él cumplía inme– diatamente. Un día se presentaron, donde él estaba, dos Frailes de Francia cuyo más vivo deseo había sido el ver con sus propios ojos al santo Fundador. Su alegría fué ahora tanto mayor cuando Francisco los estrechó en sus paternales brazos y habló con ellos tiernamente. Por fin uno de los visitantes tuvo el atrevimiento de pedir al Santo su hábito. Quitóselo al punto Francisco, se lo dió al atrevido solici– tante y se puso el hábito de éste, que era mucho más miserable. Sobre esto advierte Tomás de Celano: "No sólo éstas y semejantes cosas, sino todo lo que se le pedía lo daba alegremente, estando siempre dispuesto a entregarse a sí mismo por caridad" ( 37 ). No contento de consagrar a los Frailes sus fuerzas, su tiempo, su corazón, les consagraba también su incesante oración, según lo expresa quotidie replebatur, omnique vigilantia et sollicitudine noves fili-::>s novis insti– tutionibus informabat," THOM. CEL, 1, n. 25, 26. (33) "At illi, cum gaudio et laetitia mdta suscipientes obed:entiae sanctae mandatum, coram sancto Francisco supplices se prosternebant in terram; ipse vero amplexans eos dulciter et devore dicebat singulis: lacta cogitatum tuum in Domino, et ipse te enutriet. Hoc verbum dicebat, quoties ad obedientiam fratres aliquos transmittebat." lbíd., n. 29. . (34) lbíd., n. 30 s. (35) "Curialissimus erat." lbíd., n. 17. "O quam pulcher, quam splendidus, quam gloriosus apparebat... in simplicitz.te verborum... in charitate fra~ terna ... in concordi obsequio, in aspectu angelice! Dulcis in rr:oribus, natura placidus, affabilis in sermone, commodissimus in exhortatione, :fidelissimus in commisso, providus in consilio ... , gratiosus in omnibus. Mente serenus, animo dulcis. . . rigidus in se, pius in aliis. . . omnium moribus utiliter se confor– mans." Ibíd., n. 83. "Adeo amabilis est, ut ab omnibus veneretur." IAconus VITRIACENsrs, Epist., VI, scripta a. 1220, en BoEHMER, Analekten, 101. Cfr. supra, pp. 187 ss., 233. (36) THoM. CEL, II, n. 22; Spec. perf., c. 27. Cfr. supra, pp. 228-229. (37) THoM. CEL, II, n. 181.
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