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LA FRATERNIDAD FRANCISCANA 2SS hermanos" (ü). Esa fraternidad debía pues ser sin duda una señal característica de sus discípulos. Continuamente les ponía ante los ojos el ideal de amor fraterno. Tomás de Celano lo asegura repetidas veces: "San Francisco exhortaba a todos a la caridad y afabilidad y familiaridad. Les decía: Quiero que mis Frailes se muestren como hijos de una misma madre, y cuando uno pida a otro una túnica o cuerda u otra cosa, désela generosamente. Deben comunicarse entre sí los libros y otros objetos agradables; aún más, cada uno debe forzar al otro a que los reciba. . . Tuvo, constante deseo y continuo cuidado de conservar entre los Frailes el lazo de la unidad, para que los que vinieron del mundo arrastrados por un mismo espíritu y engendrados por un mismo padre, fueran cuidados en paz en el seno de una misma madre. Quería quei los mayores (superiores) fueran una cosa con los menores (súbditos), que los sabios estuvieran unidos con los idiotas con afecto de hermanos, que los ausentes estu– vieran adheridos con los presentes por los lazos del amor" ( 6 ). Lo mismo que la pobreza saluda también a la caridad como a la señora de su Orden y está convencido que ella no sólo hermosea la vida común de los Frailes, sino que también trae grandes bendiciones y frutos a la vida espiritual de cada uno (7). En conformidad con esto en varios pasajes de sus Reglas impone a todos los Frailes, como una ley, la práctica de la caridad. Así ordena: "Sírvanse y obedézcanse mutuamente los Frailes en espíritu de cari– dad ... Ámense unos a otros, como dice el Señor ( 8 ): Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros, como yo os he amado. Y deben mostrar con obras el amor, que mutuamente se deben, como dice el apóstol ( 9 ): No amemos sólo con la lengua, sino con obra y en verdad. . . Y dondequiera que estén los Frailes y en cualquier lugar en que se hallaren, deben reverenciarse espiritualmente y con diligencia y honrarse unos a otros sin murmurar. . . Dondequiera que se hallaren los Frailes se muestren familiares entre sí el uno con el otro y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad; pues si la madre ama y cría a su hijo carnal, ¿cuánto con mayor diligencia debe cada! uno amar y cuidar a su hermano espiritual?" ( 1 º). (ú) Este pasaje (MATTH. XXIII, 8-10) se reproduce palabra por palabra en la I Regla (c. 22): "Omnes autem vos fratres estis; et patrem nolite vocare vobis super terram, unus est enim Pater vester, qui in caelis est. Nec vocemini Magistri, quia Magister vester unus est, Christus." (6) THOM. CEL. II, 180, 191. (7) "Domina sancta caritas, Dominus te salvet... Sancta caritas confundir omnes diabolicas et carnales tentaciones et omnes carnales timores." Salutatio virtutum, Opuse., ed. LEMMENs, 20 s.; BoEHMER, 64 s. (8) loAN., XV, 12. - (9) I loAN., III, 18. - (10) Regula I, c. 5, 7, 11; II, ,:. 6; Opuse., LEMMENS, 32, 34, 40, 69; BoEHMER, 6, 8, 12, 32.
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