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LA ALEGRÍA FRANCISCANA 249 Así ahora comprendemos en qué consiste y de dónde mana en pri– mera línea la alegría franciscana. Francisco y sus Frailes se alegraban de la grandeza y bondad de Dios, que se revelan en todas las criaturas y que especialmente en la proximidad de Dios, bajo los ojos de Dios, en el trato con Dios se convierten en una viviente realidad que rego– cija el corazón. La alegría franciscana es alegría en Dios, por Dios y de Dios: alegría divina. Además la alegría franciscana se caracterizaba como alegría en la pobreza. Según el testimonio. unánime de la historia, los franciscanos fueron de todo tiempo tan indeciblemente alegres y contentos no sólo a pesar de su pobreza, sino precisamente a causa de su pobreza. Los testigos de la historia no pueden hablar de esa pobreza de· Fran– cisco y de sus Frailes sin acentuar de continuo que también la alegría caminaba por todas partes con ellos en la comitiva de la Dama Po– breza. Nos refieren cómo Francisco con sus tres primeros discípulos se acogió a una ruinosa iglesia junto a la Porciúncula y allí cerca levantó una casucha aún más miserable y añaden: "Estos cuatro vivían con inmensa alegría y gozo del Espíritu Santo" ( 52 ). Después de con– tarnos los primeros ensayos de misiones de Francisco y de sus com– pañeros, advierten: "Dirigiéndose a la Marca de Ancona, se regoci– jaban grandemente en el Señor, y San Francisco cantando en alta y clara voz canciones francesas, bendecía y alababa la bondad del Altí– simo. Estaban llenos de tan grande alegría como, si hubiesen hallado un gran tesoro en el campo 'de la pobreza evangélica, por cuyo amor habían dejado alegre y voluntariamente todas las cosas terrenas, repu– tándolas como estiércol" ( 53 ). Después de anotar que los Frailes se contentaban con una mala túnica, con la cuerda y paños menores, hacen esta delicada observación psicológica: "Como los discípulos de la santísima pobreza nada más tenían ni amaban, tampoco temían perder nada" ( 54 ). Después de mostrarnos cómo precisamente esta alegría de los discípulos de la pobreza atraía sin cesar nuevos ami– gos ( 56 ), los cuales a su vez se hacían alegres al desprenderse de todo, dicen: "Alegrábanse sobremanera en la pobreza, no deseando rique– zas, antes bien menospreciando todo lo pasajero. Regocijábanse de continuo en el Señor, no teniendo entre sí cosa alguna de la cual pudieran entristecerse" ( 56 ). A continuación nos permiten dirigir una taris laetitiam. Si enim in moestitia fecerit moram, adolescet babilonicum illud, quod tandem nisi }Jer lacrimas expurgetur, mansuram generabit in corde rubiginem." THoM. CEL. II, n. 125. (52) Tres Soc., n. 32. (53) Jbíd., n. 33. (54) lbíd., n. 39. (55) lbíd., n. 41. (56) lbíd., n. 45.

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