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240 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS pasatiempos y en los cantares" ( 5 ). Pero en medio de sus bromas, Francisco tomaba las cosas con santa seriedad. Quería llegar a ser caballero y a ser posible príncipe; y sin el alegre concurso de los tro– vadores no podía ni aun concebirse la caballería. Dondequiera que encontramos cortes y torneos de caballeros, aparecen también los ju– glares caballerescos y cortesanos. Los mismos caballeros tenían a gran– de honra manejar la lira con la misma destreza que la espada. La jovialidad aparece precisamente como la primera de las cualidades que convienen a un caballero(º). "El recién nombrado caballero debe ser alegre, se dice en una instrucción sobre la caballería; porque ése es el oficio de las armas; mucho ruido en los campos (de batalla) y mucha alegría en casa" (7). Francisco estaba tan penetrado de ello que ni siquiera la prisión y la cárcel pudieron hacerle perder su sere– nidad, pues cuando yacía cautivo en Perusa con los caballeros de su ciudad natal, mientras los demás estaban tristes y malhumorados, sólo él conservó su imperturbable alegría ( 8 ). Esta disposición de ánimo no fué ahogada al convertirse Francisco a la caballería de Cristo, sino que fué trasladada al terreno espiritual y sobrenatural y por ese medio elevada grandemente. A cada paso que da en su nueva vocación, notan los biógrafos en su alma una alegría que va creciendo y subiendo sin cesar. Después de contarnos aquella visión en que por primera vez le fué revelada su vocación a la caba– llería espiritual, añaden: "Desde aquel momento se vió lleno de tan grande alegría, que no pudiendo contenerse, manifestaba a los demás involuntariamente su gozo interior" ( 9 ). Refieren cómo el Santo co– menz6 a poner en pdctica sus sentimientos caballerescos para con Dios, dedicándose con heroica caridad al servicio de los leprosos, y advierten que en esta ocupación humanamente hablando tan asque– rosa y repulsiva experimentaba una inmensa dulzura y alegría ( 10 ). Escriben cómo su divino Soberano le dió poco después más exacto co– nocimiento sobre los servicios que había de prestarle como caballero, ( 5 ) "Admirationi omnibus erat, et in pompa vanae gloriae praeire ceteros nitebatur, in iocis, in curiosis, in scurrilibus et inanibus verbis, in cantilenis." THoM. CEL. I, n. 2. (6) Das Ritterwesen des Mittelalters nacb seiner politischen und militariscben Verfassung, escrito en francés por LA CuRNE. DE LA SAINTE PALAYE, traducido al alemán, aumentado y anotado por KLüBER, Nurenberg, 1786, t. 1, 417. (7) "Car d'armes ist li mestier tiex: Bruit es chans et joie a l'ostel." Ibídem. (8) "Non vidcbatur tristari, sed quodammodo iucundare ... lactabatur in car– cere constitutus." Tres Socii, n. 4. (9) "Tantoque deinceps repletus est gaudio, quod non se capiens prae laetitia. etiam nolens ad aures hominum aliquid eructabat." THoM. CEL. 1, n. 7. (10) "In his, quae prius horrebas, hauries magnam dulcedinem et suavitatem immensam. Gavisus ergo in his et in Domino confortatus ... Tres Socii, n. ll.
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