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OBEDIENCIA Y SIMPLICIDAD DE SAN FRANCISCO 215 Fray Masseo que diera vueltas hasta desvanecerse y caer en tierra o cuando mandó a Fray Rufino que fuera sin hábito a predica:- a Asís ( 62 ). Castigaba severamente las faltas contra la sencillez, como ocurrió con aquel joven Fraile, que por caridad o por humildad no quiso confesar al Santo, cómo había sido tratado poco caritativamente por su com– pañero de viaje, más viejo que él ( 63 ). De esta manera Francisco fué educando a los suyos en una sencillez inaudita; ellos le manifestaban los más ocultos pensamientos y movi– mientos de sus corazones ( 64 ) y la simplicidad había venido a serles tan connatural, que no conocían la doblez o falta de sinceridad y toda su vida estaba llena de maravillosa ingenuidad e inocencia ( 65 ). En los primeros tiempos franciscanos encontramos muchas magní– ficas figuras de esos varones tan sencillos. Además de los ya mencio– nados Fray Masseo y Fray Rufino, podemos citar a los primeros Frailes de Inglaterra, los cuales supieron juntar una verdadera simplicidad de niño en el hablar y en el obrar con un gran celo por las ciencias ( 66 ); a Fray Gil, cuya vida entera fué una imagen de simple sabiduría y de sabia simplicidad; a Fray Junípero, "el enebro", cuya simplicidad de paloma hizo exclamar al santo Fundador: "Hermanos míos, pluguiera a Dios que yo tuviera un bosque de tales enebros" ( 67 ); a Fray San– tiago, "el simple", el cual en el servicio de los leprosos, que Francisco le había encomendado, fué tan lejos, que el mismo santo hubo de re– prenderle amorosamente ( 68 ); a Fray Juan, llamado asimismo "el sim– ple", al cual Francisco siempre quería tener junto a sí a causa de su sencillez. El único deseo de Juan era hacerse en todo semejante a su Maestro. Cuando Francisco estaba en oración, imitaba él los más mínimos movimientos del mismo; si Francisco escupía, escupía tam– bién él; si Francisco tosía, tosía también él; si Francisco lloraba y sus– piraba, lo mismo hacía él; si Francisco levantaba al cielo sus manos, él hacía otro tanto. Preguntado por el Santo, por qué obraba de esa manera, respondió Juan: "Al entrar en la Orden prometí vivir exacta– mente como tú; sería peligroso apartarme de ello en un punto cual– quiera." Rióse alegremente el Santo al ver tanta simplicidad, pero le (62) Actus b. Franc., c. 11, 32. (63) THoM. CEL. II, n. 39. ( 64 ) "Sic enim consueverant facere semper, cum veniebaht ad eum, nec ab ipso cogitationem vel primos etiam motus animi occultabant." THoM. CEL. f, n. 30. ( 65 ) "Sic enim eos repleverat sancta simplicitas, sic eos innocentia vitae docebat, si eos cordis puritas possidebat, ut duplicitatem animi penitus igno– rarent." lbíd., n. 46. (66) Cfr. THOMAs DE EccLESTON, coll. IV-VI, ed. LITTLE, 30-33. (67) Vita fr. Juniperi, Chron. XXIV Gen., Anal. franc., III, 56. (68) Spec. p.erf., c. 58.
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