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OBEDIENCIA Y SIMPLICIDAD DE SAN FRANCISCO 207 desobediencia la maldición de Dios ( 29 ). En el mismo sentido solía de– cir también Fray Gil: "Cuanto más estrechamente ligado al yugo de la obediencia está un religioso, tanto mayores frutos producirá. Mien– tras el buey dobla su cuello bajo el yugo, llénanse de trigo los grane– ros; pero un buey que arroja el yugo y anda de un lado para otro, parece ser sí un gran señor, pero los graneros no se llenan de trigo. Grandes y sabios varones bajan humildemente su cabeza bajo el yugo de la obediencia; los necios procuran sustraerse a este yugo" ( 3 º). Francisco iba todavía más lejos. Si por casualidad no estaba presente el Superior, quería que se obedeciera al primer Fraile que se encuen– tre. Bien sabía él que al hacer esto no se trataba de la obediencia, a que estaban obligados, prometida únicamente a los superiores puestos por Dios; lo que con eso pretendía era fomentar el espíritu de obe– diencia o como él se expresaba, la obediencia voluntaria por amor. "Los Frailes, decía, sírvanse y obedézcanse unos a otros voluntaria– mente en espíritu de caridad. Y esta es la verdadera y santa obedien– cia de nuestro Señor Jesucristo" ( 31 ). Más aún. Para ejercitar continuamente y con perfección la virtud de la obediencia, quería que fueran obedientes a todos los hombres, y aun a todas las criaturas. En su Testamento Francisco confiesa ex– presamente de sí y de sus primeros discípulos: "Eramos sencillos y obe– dientes a todos" ( 32 ). En su "alabanza de las virtudes" dice: "La santa obediencia confunde los deseos del cuerpo y de la carne, y tiene al cuerpo mortificado, sujeto al espíritu y obediente al hermano, y hace al hombre sumiso a todos los hombres de este mundo, y no sólo a los hombres, sino también a las bestias y fieras, para que hagan de él cuanto quieran, en cuanto Dios les permita" ( 33 ). Con esta concepción casi heroica de la obediencia Francisco no hace otra cosa que sacar la última consecuencia del concepto que tenía for– mado de la humildad, según el cual él y los suyos debían ser los más pequeños, los más viles, los más sumisos, para poder así ser llamados en verdad Minores, Frailes Menores según el Evangelio ( 34 ). Esta relación de obediencia ilimitada por parte de los Frailes súb– ditos debería haber llevado a la esclavitud y a la tiranía, si Francisco no hubiera regulado también las relaciones de los sujJCriores con los (29) Regula I, c. 5; Opuse., LFMMENS, 32; BoEHMER, 6. (30) Dicta b. Aegidii, 65, 66. ( 31 ) "Per caritatem spiritus voluntarie serviant et obediant mv1cem. Et haec est vera et sancta obedientia Domini nostri Iesu Christi." Regula I, c. 5; Opuse., ed. LEMMEN-s, 32; BoEHMER, 6. (32) Opuse., LEMMENs, 79, BoEHMF..R, 37. (33) Opuse., LEMMENs, 21; BoEHMER, 65. (34) Cfr. supra, p. 226.
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