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OBEDIENCIA Y SIMPLICIDAD DE SAN FRANCISCO 201 dejamos expuesto cuán filialmente rendido' y sumiso a la Sede Apostó– lica fué durante toda su vida ( 3 ). Pero esto no bastaba al santo Fundador. Su ingenioso amor a la obediencia fe sugirió un medio para estar a cada paso dependiente de las órdenes de un súbdito suyo, aun cuando era General de la Orden. Así nos lo refieren los Tres Compañeros diciendo: "Aunque Francisco estaba elevado sobre todos los Frailes, sin embargo elegía a uno de los Frailes que con él moraban, por su Guardián y señor, a quien obe– decía humilde y sencillamente" ( 4 ). Mas esta solución del problema no podía satisfacerle, pues por más empeño que pusiera él en hacerse mandar en cosas particulares, de lo cual leemos rasgos bien tiernos en la leyenda ( 5 ), sin embargo de de– recho estaba él al frente de los Frailes y no tenía otro superior que el Papa. Sólo desde el día en que definitivamente entregó la dirección de la Orden a Fray Pedro Catanii, se encontraba en su elemento. En– tonces se arrodilló rendido a los pies de éste y le prometió obediencia inquebrantable. Y para sentir siempre el freno de la obediencia, aun cuando Fray Pedro se hallaba ausente, le rogó a éste que le señalara un Guardián fijo, a quien estuviera sujeto en ausencia del General de la Orden. Desde aquel momento obedeció con sencillez infantil a cualquier Fraile que le dieran por superior. "Conozco el provecho de la obe– diencia, decía, y sé que no pasa un solo momento sin ganar aquel que dobla su cuello bajo el yugo de otro" ( 6 ). Le era corr:pletan;ren,t~ in– diferente quién era el que le mandaba o qué era lo que le m~;~til¡:¡an; y así lo confesaba paladinamente: "Entre otras cosas, que 1/"~fvina misericordia me ha concedido, me dió también esta gracia, que con la misma puntualidad obedecería a un novicio de una hora, si me lo dieran por Guardián, como al Fraile más antiguo y pn:dente. El súb– dito, añadió, no debe ver en el superior a un hombre, sino a Dios por cuyo amor le está sometido; y cuanto más despreciable es el Superior, tanto más agradable es la humildad· del que obedece" (7). Toda su vida estuvo animada por este principio y aun en su Testa- mento vuelve a encarecer: "Yo firmemente quiero obedecer al Mi- (3) Supra, pp. 83-98. (4) Tres Socii, n. 57. (5) Actus b. Francisci, c. 2 y 8. (6) "Dixit cnim fratri Perro Catanii, cui pridcm obcdicntiam sanctam pro– miserat: Rogo te propter Deum, ut vicem tuam de me uni de sociis meis committas, cni sicut tibi devotus obediam. Scio, inquit, obedientiac fructum, et quod nihil transeat temporis sine lucro, qui alterius iugo colla submiscrit. Admissa igitur sua instantia, usque ad mortem subditus ubique permansit, guar– diana proprio semper reverentcr obtemperans." THoM. CEL. II, n. 151. (7) lbíd., n. 151.

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